Michelangelo Bovero, doctor en Filosofía por la Universidad de Turín, autor de varios libros, premio de filosofía "Viaggio a Siracusa" y
merecedor de la medalla "Isidro Fabela" otorgada por la facultad de derecho de la UNAM, disertó en una ocasión sobre la democracia en una conferencia magistral en septiembre de 2001, en la que advertía casi como un presagio el advenimiento de una nueva forma de gobierno: Una "autocracia electiva [...], una extraña forma de poder carismático; sin carisma", no protagonizada por grandes líderes como Napoleón o Cesar, ni por criminales políticos como Hitler o Stalin. El nuevo autócrata sería aun más arrogante y soberbio, "de una manera tan grotesca que podrá inducir en el ciudadano que aún no se encuentre estupidizado, a preguntarse quién pudo haberlo elegido". !Cuánta razón! Prefiguración de su genio y su clarividencia intelectual, premonición de esta gran amenaza, de esta espada de Damocles que ahora pende sobre la cabeza de la democracia: Una "degeneración mayoritaria y tendencialmente plebiscitaria": El uso de las masas para imponer la ley, para dejar a un lado las instituciones y los ordenamientos democráticos, para aplastar al contrario, para violentar a las minorías, para perpetuarse en el poder con el apoyo del "pueblo" (el "clientelar", por supuesto). En resumen, el nacimiento por consenso de la "kakistocracia": Simple y sencillamente "el gobierno de los peores". Su descripción de quien lo encabeza, plasmada hace cerca de 20 años, resulta insuperable (proporcionándonos un retrato anticipado del engendro impresentable que hoy albergamos en Palacio): Se trata de advenedizos de la política "en cuyas características se mezclan la ignorancia y la astucia, el prejuicio y la ausencia de escrúpulos, la ingenuidad y la mala fe, la mediocridad (frecuentemente vulgar) y la presunción, la falta del sentido de la mesura y la propensión al ridículo". "[...] Naturalmente no falta el ingrediente autoritario en sentido estricto, expresión recurrente del rostro demoníaco del poder: propenso a la imposición y al atropello, listo para criminalizar el disenso y actuar la represión, incluso la más violenta". En resumen, "sujetos ideales para la comedia o para la sátira, que no obstante son tomados en serio".
Se trata pues del gobierno de los mediocres, que apuntalados por las masas, reivindican la ignorancia, la ineptitud, la medianía rastrera, las visiones alicortas, el conformismo y el adocenamiento, que se exhiben con orgullo como áureas preseas: Ese nuevo orden de ideas donde al servilismo se le nombra "lealtad", donde al idealismo y al ánimo de perfeccionamiento se le llama "aspiracionismo", donde a la dádiva ventajosa, a la subvención clientelar y electorera se le nombra "combate a la pobreza", donde a los lamesuelas y a los lambones se les califica como "prensa responsable", donde la mentira se sistematiza y se presenta como "otros datos", donde la gente se muere o se enferma de cáncer por vocación golpista, donde a los curanderos y a los matasanos se les nombra subsecretarios de salud, donde a los corruptos se les cataloga como recaudadores bienintencionados de las causas nobles, donde los ataques arteros a la libertad de expresión son parte de un circo mañero que desvela "las mentiras".
Cómo señalara el filósofo canadiense Alain Deneault, la mediocracia es ese orden establecido como modelo, "que nos anima de todas las maneras posibles a amodorrarnos antes que a pensar, a ver como inevitable lo que resulta inaceptable, y como necesario lo repugnante".
Y así, mientras el Coneval estima que 10.7 millones de mexicanos se incorporarán a las filas de la pobreza extrema, mientras el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública revela que el sexenio de Obrador registra en sus primeros 30 meses un incremento del 138% en homicidios dolosos respecto al mismo periodo del gobierno de Calderón, mientras la OCDE señala que México es el país que ofreció el menor apoyo a Mipymes en la pandemia, mientras en los primeros 5 meses de 2021 los feminicidios aumentaron un 7.1% y las violaciones un 30%, mientras se responde a la desgracia del metro con declaraciones propias de una idiocia profunda, al afirmar que "la gente humilde, la gente pobre, muy leal, muy fraterna [...] porque no tiene odios, no tiene malos sentimientos" debe interpretar la tragedia del metro, producto de la negligencia, la corrupción, la austeridad mal entendida, la falta de previsión y la irresponsabilidad criminal, como un "accidente" sin "premeditación ni "mala fe", mientras los niños mueren devorados por el cáncer como parte de una "estrategia golpista orquestada por la derecha internacional", mientras crecen la inflación y la deuda del país, nuestro saltimbanqui palaciego, nuestro bufón oficial, nuestro prototipo inigualable de la ineptitud y la mediocridad, nuestro director del circo mañanero, de ese espectáculo grotesco y telenovelero, de ese podio de denostación, revanchismo y odio, de ese espectáculo despreciable y decadente, dedica día tras día y hora tras hora a sus disquisiciones intrascendentes, a sus dogmatismos inquebrantables, más preocupado por los titulares de los periódicos que por el destino de los mexicanos, más entendido en cuestiones electoreras que en las necesidades de la gente, más atento a las encuestas sobre su persona que a las víctimas de la violencia, la enfermedad y la miseria.
¡Atención, el circo de los mediocres ha comenzado!
Dr. Javier González Maciel
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Estudios universitarios en Psicología, Médico Cirujano, Especialista en Cardiología, alta especialidad en Cardiología Intervencionista en Madrid España, titular de posgrado en Cardiología clínica, miembro de la Sociedad Española de Cardiología, profesor universitario, director médico en la industria del seguro de personas y conferencista para América Latina