"Cuando se es mortal no hay que abrigar pensamientos más allá de la propia medida. Cuando la soberbia florece, da como fruto la pérdida del propio dominio y una cosecha de lágrimas."
Esquilo (Los persas)
En el mundo de la Grecia antigua, la mesura, la moderación y la sobriedad eran consideradas virtudes encomiables; "métron áriston" (cosa óptima, la mesura) sentenciaba Cleóbulo y "medèn ágan" ("nada en demasía") rezaba el apotegma de Solón. La desmesura y la jactancia, la insolencia y el engreimiento, es decir, la "hybris" tal y como la entendían los sabios griegos, era merecedora de castigo divino: Quien tocado por un orgullo desmedido iba más allá de sí mismo, sobreestimando sus capacidades, sus logros o conocimientos, era devuelto trágicamente a la realidad por la ira de Némesis.
La incompetencia, la estupidez o la mediocridad, son a menudo las semillas de la fatuidad; la sobreestimación exagerada de sí mismo es tan sólo el oropel, el recubrimiento artificioso y grotesco en que se esconde la ignorancia, el reflejo mismo de la pequeñez intelectual, de la falta de atributos, de la cortedad de miras, de la incapacidad para reconocer la valía, las virtudes y los atributos de los demás. Nada más elocuente para ilustrar este binomio, esta aberrante "aleación" de la ineptitud con la vanidad que la frase de Charles Darwin: "La ignorancia genera confianza más frecuentemente que el conocimiento". Así, la estupidez se descara, se nutre del veneno dulce de la presunción y la autocomplacencia; encerrado en sí mismo, afectado por un sentido grandioso de la propia importancia, atrapado en sus fantasías de éxito y de gloria, convencido de que ha sido llamado por el universo para las grandes hazañas y las mejores causas, seguro de su naturaleza especial e irremplazable , tocado por la autoconfianza y los delirios de omnipotencia, persuadido de la rectitud moral de sus decisiones y propuestas, el idiota se entregará a su narcisismo, a sus fantasías de autoglorificación, al ensalzamiento desproporcionado de su propia imagen, a su exaltado mesianismo, al monólogo sordo de quien se piensa infalible, a la sobrevaloración del propio juicio y al desprecio por el de los demás.
Así, sin otro marco de referencia que el propio yo, encerrado en sí mismo, el ego hipertrofiado del mediocre despreciará la evidencia, los datos objetivos, el señalamiento ajeno, el argumento contundente de los hechos constatables.
En medio de este manejo criminal de la pandemia que ha ignorando la ciencia, que ha negado la vacunación a los niños y a los jóvenes, que ha posicionado nuestra estrategia de contención como la peor instrumentada entre los países de la OCDE; en este vórtice de violencia y de inseguridad que ha generado 100 mil homicidios dolosos en lo que va del sexenio (que superan ya los "muertos de Calderón y Peña Nieto"); en el contexto de esta gestión que, de acuerdo con el CONEVAL, ha generado casi 4 millones de nuevos pobres; en este país en el que han ocurrido, de enero a septiembre de 2021, 736 feminicidios (el doble de los registrados en el 2015); en el centro de este escalada de militarización preocupante que ha puesto al ejército a realizar una treintena de tareas civiles, a construir un aeropuerto y un tren, a repartir gas en los hogares, a impedir que los migrantes transiten por nuestro territorio; en el contexto de una empresa petrolera, posicionada entre las más endeudadas del mundo con una cifra de 100 mil millones de dólares y una pérdida acumulada de 22,993 mdp al cierre de la primera mitad del 2021, ¿cómo entender las absurdas declaraciones de nuestro Inquilino de Palacio?:
"Nada más imaginen, si no se hubiese dado el cambio en el 18, ya Pemex estaría en bancarrota, la Comisión Federal lo mismo, y un caos en el país. No soy adivino, pero tengo sensibilidad. Si no hubiese cambiado esa política de saqueo, el país estaría hundido, no hubiesen podido enfrentar la pandemia como lo hicimos, hubiese costado muchísimo más vidas, estaría el país destrozado.
Ahora no, nosotros tenemos estabilidad económica, financiera, no se endeudó al país, no se ha empobrecido al pueblo a pesar de la crisis económica y el prestigio de México está por lo alto".
Lamentable derroche de soberbia y narcisismo, expresión infame del delirio autorreferencial, sobrevaloración inconfundible del idiota y del ignaro!
La ruina de Jerjes I, quinto gran rey del Imperio Aqueménida, fue consecuencia de su desmesura y de su "jactanciosa temeridad". Con la intención de vengar la derrota sufrida por su padre Darío a manos de los griegos en la batalla de Maratón, emprendió la marcha hacia Grecia. Desafiando los dominios de Poseidón, intentó construir un puente de barcas sobre las aguas del Helesponto, para llevar a la orilla opuesta a sus numerosos ejércitos. Una tormenta generada por el dios, impidió el paso de sus hombres y destruyó los tirremes. Furioso, Jerjes ordenó un castigo ejemplar para "el agua del Helesponto", que fue "marcada" con hierros candentes, "flagelada" con 300 latigazos y "esclavizada" con los grilletes que sus hombres arrojaban al fondo mientras "la cargaban de baldones y de oprobios bárbaros e impíos, diciéndole: Agua amarga, este castigo te da mi señor porque te has atrevido contra él, sin haber antes recibido de su parte la menor injuria. Entiéndelo bien, y brama por ello; que el rey Jerjes, quieras o no, pasará ahora sobre ti".
Un nuevo puente sobre las aguas logró al fin el paso de los ejércitos. Pero aquel que "abrigó la esperanza de sujetar con cadenas, como a un esclavo, al sagrado y fluyente Helesponto, al Bósforo, a la acuífera corriente de un dios (...), aquel mortal, falto de prudencia que creía que iba a imponer su dominio a todos los dioses y, concretamente a Poseidón", fue castigado por su soberbia con la derrota y el oprobio.
Dr. Javier González Maciel
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Estudios universitarios en Psicología, Médico Cirujano, Especialista en Cardiología, alta especialidad en Cardiología Intervencionista en Madrid España, titular de posgrado en Cardiología clínica, miembro de la Sociedad Española de Cardiología, profesor universitario, director médico en la industria del seguro de personas y conferencista para América Latina