Parece, o nos han hecho creer, que hoy en día el Chapo anda de hablador, tiene diarrea verbal. Dicen que dijo que negoció sobornos
con el expresidente Calderón y con el todavía actual Enrique Peña Nieto. Y ahora nos enteramos que planeó asesinar a quien fuera zar antidrogas José Luis Santiago Vasconcelos que lamentablemente perdió la vida hace 10 años en el accidente aéreo donde murió también Juan Camilo Mouriño. A José Luis lo convencí de acudir a mi programa de canal 34 Va En Serio, y generoso aceptó. La reunión se dio en el Museo Casa Del Risco, en el viejo barrio de San Ángel. Llegó puntual a la cita y segundos antes de iniciar la grabación me comentó “ sabes a qué te arriesgas?” , por mi reacción de inmediato continuo, “ hay sobre mi cabeza una buena cantidad, millonaria, de dólares. He de advertirte que fuera de mi casa no hay una patrulla, se encuentra una tranqueta y aquí, en este patio, estamos muy vulnerables”. Sin embargo la entrevista se llevó a cabo, sin cortapisa, sin advertencias, ni cortes. José Luis era hombre de palabra y excelente universitario. Contestó a todo, le entró a todo, habló de todo, directo, sereno, preciso. Esto ocurrió exactamente una semana previa a la tragedia. Es más, concluida la grabación quedamos de comer, sería con Luis Raúl González Pérez, entonces abogado general de la UNAM, hoy ombudsman nacional. Coincidimos agendas y acordamos la fecha, el 4 de noviembre. Nos citamos en rectoría Luis Raúl y yo para luego coincidir en la sitio aún no determinado con José Luis. Se recibió una llamada advirtiendo que el funcionario Santiago Vasconcelos había salido de la ciudad cumpliendo una tarea de gobierno en San Luis Potosí. Nos pedía comprensión por el retraso. El abogado de la UNAM y quien escribe decidimos aguardar en Ciudad Universitaria y fue ahí, en la oficina del universitario donde nos enteramos en ese instante del “avionazo”. Fue impactante la noticia y confirmación. Ya no pudimos reunirnos y seguro la plática, como siempre con José Luis, habría sido exquisita y aleccionadora. A 10 años se confirma que su cabeza sí tenía precio y se lo etiquetó, dicen, el Chapo. Así que, también tenía mucha razón, la improvisada sala de grabación en el patio bellísimo de la Casa del Risco, era àrea de altísimo riesgo. Lo sabíamos, se nos informó pero se logró la entrevista, la última de su vida.