Si hay un grupo compacto, sin incurrir en la clandestinidad, y con valores y
creencias firmes, liberales y centenarios, son los masones, herederos del Priorato de Sion y los caballeros templarios (Orden del Temple). De siempre, así lo dicta la historia, guardianes de poderosos secretos, refugio de principios ideológicos que desde su fundación les otorgó prestigio pero también persecución, asesinados hasta casi el exterminio y por la iglesia católica, fundadores de lo que se conoce hoy como la banca, en fin hombres que con la espada y la cultura han permanecido activos guardando en su biografía el nombre de poderosos e influyentes personajes que sin duda alguna han participado en las etapas de mayor evolución de la humanidad. Acusados de extraños ritos y asociaciones con el demonio en una franca manipulación de sus adversarios religiosos que como primera etapa y castigo ejemplar les impusieron la excomunión. La gran matanza de los templarios orquestada por Felipe IV en conturbernio con el Papa Clemente V en 1307 favoreció una gran cantidad de leyendas y fábulas. Con todo y pese a todo las logias están y estarán. Jorge Gaviño quien fuera Gran Maestro de la Gran Logia del Valle de Mexico con el Grado 33 lidera hoy un movimiento conocido como “¿Qué hacer?” constituido como un espacio reflexivo, y acompañado por Manuel Jimenez Guzman y Marco Antonio Villaraus Villegas, convidaron a una reunión con más de 800 personas para escuchar a Cuauhtemoc Càrdenas, hijo de Lázaro (él sí masón). Los pronunciamientos fueron directos y fuertes, diría duros, en defensa de los valores nacionales, los principios legales y la administración de las reservas nacionales a toda prueba. Las críticas a la Cuarta Transformación fueron severas ante el desconocimiento histórico de qué es la masonería y tratar de proponer que sean ellos los repartidores públicos de lo que no saben en el gobierno si es Constitución o Cartilla Moral. La confusión se da en ni siquiera saber la diferencia entre ética y moral. No puede un gobierno vivir bajo la sombra de un masón como Benito Juárez, autoatribuirse ideas universales del Benemérito para llenar vacíos existenciales de poder y luego, en actos de asamblesimo barato y populista pedir a las logias contribuir a que otros se llenen de gloria en tanto la ignorancia de muchos les hace presa fácil de discursos baratos. Càrdenas fue certero, la 4aT no tiene proyecto, ni dirección, ni futuro. Hay errores monumentales que están hiriendo a la nación. La energía, la educación, la destrucción de los partidos políticos, la violencia, la desintegración del tejido social y otros menesteres, nos colocan en un riesgo cada día mayor. Manosear el nombre de Juárez y de los masones no es tarea fácil, pero sólo se atreven a eso los neófitos de la historia y los ignorantes del futuro. La masonería tiene músculo y están dispuestos a ejercerlo de eso ni duda hoy quien crea que son minúsculas células de desamparados medievales, pues que se vaya preparando, sólo eso, preparando.