¿QUÉ ESPERAN?

 

Fui testigo este jueves de la evidente ausencia de la autoridad en las trifulcas, así en plural, que se generaron en el Centro de la Ciudad de

México y Paseo de la Reforma. De manera impune vándalos cometieron todo tipo de ilícitos ya ni siquiera bajo complacencia del gobierno sino ante su omisión. Fue intencional que las fuerzas del orden no intervinieran en la prevención de actos fuera de la ley, de la aprehensión de delincuentes y de la protección de la población. Simplemente incumplieron. Ya lo habíamos denunciado cuando estos anarcos intentaron incendiar la rectoría de Ciudad Universitaria y aún no hay resultados ante las denuncias. Nos anticiparon que no habrían cargos contra quienes dañaron monumentos nacionales por aquellos que buscan justicia ante los feminicidios. La declaración oficial es que no se habría de criminalizar a la manifestación pública. Pero ellos, los gobernantes no están para interpretar la ley a su gusto o aplicarla de acuerdo a su humor personal. Estamos siendo rehenes de delincuentes pero también de un gobierno ineficiente dedicado a indultar a criminales. Este jueves atacaron monumentos, incendiaron propiedad privada y se lanzaron contra Palacio Nacional mientras la Guardia Nacional se escondía tras los portones del edificio. La seguridad pública está fuera de control mientras se piden “abrazos y no balazos” en tanto a estos sujetos que se lanzaron contra Palacio Nacional les solicitan pensar en su mama y ya vimos cuál es su respuesta. Y ahí en Paseo de la Reforma decenas de camiones que alguien debe contratar para transportar a manifestantes a modo con consignas manipuladas. A su antojo, los protegidos por el gobierno, de forma violenta se lanzan contra establecimientos, saquean y destruyen. Del comercio político de 43 desaparecidos ya estamos pasando a los riesgos de la seguridad nacional. Ni la policía, ni la Guardia Nacional, ni la Marina recibieron órdenes de frenar los actos de violencia. Pero insisten en que su popularidad está en niveles altos y firmes. Es así como gobiernan, con encuestas y a mano alzada en plazas públicas llenas de asambleísmo. Ayer vimos a un presidente que se convirtió en activista al colocarse una camiseta y responder parcialmente a un evento que no ha tenido respuestas convincentes sólo ejercicios de impunidad y de protección de intereses de grupo, empezando por los gobiernos de izquierda en Guerrero. Y no vaya a ser que ante las nuevas indagatorias el gobierno se esté dando un tiro en el pie...o en el corazón.