El presidente perdió desde hace meses la agenda nacional, todo se le salió de control. Una candidata impuesta a través
de una encuesta disfrazada, enemistad con Ebrard, un evento que parecía sin mayor impacto convirtió a Xóchitl en una probable triunfadora en las elecciones ( no por ello el ahora ínsula llamado a un golpismo), escenarios en Zacatecas, Morelos, CDMX, Veracruz y Guerrero en donde se pronostican pérdidas electorales, pruebas de ilícitos de su hermano Pío, de sus hijos e incluso los señalamientos de Carlos Navarrete asegurando se entregaban maletas llenas de dinero, participación de los amigos de sus hijos en sobornos y actos que ponen en riesgo la seguridad del Tren Maya, los lujos sitios que visita su hijo José Ramón, los crímenes de Michoacán, el atentado a Ciro Gómez Leyva y a García Harfuch, el impune incendio en una estación migratoria en Ciudad Juárez, el lastimoso sistema de salud en México, las declaraciones de Calletana Álvarez, los observaciones de la alto clero en nuestro país, la advertencias de la OEA y ONU sobre la participación del crimen organizado en actividades políticas, la crisis hídricos nacional, el fracaso del AIFa y de Mexicana de Aviación, Ayotzinapa… esto y más que lo tienen acorralado, ya sin argumentos más que una resortera. Su pareada salida del Ejecutivo con sello de héroe e imagen Jaurista se ha venido abajo, está demolido por sus propias ambiciones. Personajes como Bartlett, Epigmenio Ibarra, Paco Taibo, Tatiana Clouthier, Ebrard, Sheinbaum, Delgado, Encinas, Fernández Noroña y otros no le habrán de salvar del durísimo juicio de la historia y del “pueblo bueno” que ha sido defraudado y engañado, empobrecido y convertido en rehén de la delincuencia. Está en verdad fuera de control, maldiciendo y atacando una y otra vez a sus adversarios convertidos en enemigos. Está dejando una huella de poco honor. Una vida buscando la presidencia para que en seis años el mismo se arrojara al vacío. Sabe que será por siempre perseguido como él intentó hacerlo con muchos como estrategia mediática. Puedo adivinar que no cumplirá su palabra, tampoco en esta ocasión, de refugiarse en su rancho tabasqueño. Recordemos que prometió vivir en una casa rentada cerca del zócalo porque no era codicioso ni ambicioso e hizo de Palacio Nacional su refugio personal. Se les está acabando el sexenio y con ello la vida. Anticipa que sellará su mandato con un “misión cumplida” y esa sería una ridícula marca pero que la que heredó López Portillo con aquello de que “defenderle al peso como perro”. Llegó al poder en Tsuru, se irá por la puerta trasera, él está firmando su destino pues.
CARLOS RAMOS PADILLA
*Conductor del programa VaEnSerio izzi 135 y radio mexiquense