Tuvo le oportunidad, entre semana, de ir al estadio Azteca, al encuentro entre el América y el Guadalajara. Lo que
aprecié me espantó por el grado de delincuencia y corrupción abierta y descarada. De entrada la advertencia: no llévese mucho dinero lo cinturón te lo quitan a la entrada para evitar que golpees a alguien. Luego la llegada, calles saturadas, autos sobre las banquetas y el cobro en vía pública de 150 por estacionar el auto en la banqueta. Por supuesto el pago es por adelantado. Llegando a la explanada del estadio frente a Tlalpan, casi imposible caminar de tanta gente pero del impresionante número de puestos ambulantes que venden de todo. Cada “local tiene el derecho de robarse con día litros la luz y por supuesto pagan derecho de piso, dinero que va a sus líderes y de estos a las autoridades. Todo lo que venden, desde alimentos, ropa, confines, banderolas, juguetes, cigarros, refrescos, gorras, luces…todo es pago en efectivo y por supuesto los vendedores no facturan su mercancía y a los compradores no les dan recibo. Por supuesto ahí se colocan los que venden tacos, tacos, tacos, con canasta cargadas en su bicicleta y aquellos que cobran por “cuidar mochilas o cinturones”. Adentro del estadio la venta es impresionante: palomitas, cervezas, hamburguesas, pizzas, hotgogs, regresamos, “souvenirs” botanas… todo sin pagar impuestos. La chica que vendió cervezas en el área donde me encontraba a medio tiempo ya no tenía producto pero el pase de dinero era impresionante. Ella en su mano tenía tal fajo que sería envidiado por todo gasolinero. Y me pregunto: a dónde va a parar ese efectivo, como lo manejan porque por la cantidad ni la pueden depositar en un banco sin llamar la atención del SAT. Cuánto pagaran a las autoridades de la alcaldía que permiten “la base” irregular de taxis y autos particulares que pasan su mochada. En los puentes personales advierten de la gran cantidad de carteristas: mete tu cartera y celular en los bolsillos de adelante y camina con las manos dentro del pantalón, es la señal. La vendimia es más espectacular que en la Lagunilla y en la Merced y todo está tolerado por gobiernos corruptos que abusan de la gente necesitada y se llenan los bolsillos con dinero sucio. Ellos permiten, por complicidad, la fuerza que toman las bandas y líderes de los ambulantes y transportistas. La enorme mayoría de playeras que lucen los aficionados son “piratas”. Y dentro de los cuestionamientos: y que han hecho los dueños del Estadio? Toda la zona de Santa Ursula es un negociazo por habitantes que hacen del día del partido su mejor ingreso. Abren los portones de sus viviendas para ingresar autos. Colocan barricadas en la vía pública para hacer de las calles “su propiedad privada” y los pocos uniformados con chales antibalas, en grupitos de tres empleando su tiempo en el celular. Es una corrupción descarada en tanto el gobierno persigue e intimida a los contribuyentes cautivos en su compromiso fiscal, audita a comercios establecidos y revisa cuentas bancarias, pero toda esa millonada que danza fuera de la ley cada partido en el Azteca dibuja al gobierno como un farsante en sus disposiciones, políticas y discursos.
CARLOS RAMOS PADILLA
*Conductor del programa VaEnSerio izzi 135 y radio mexiquense