“Es lo que hay” era la justificación colectiva previo a las elecciones en México. La insatisfacción por los aspirantes era
evidente, aunque se exigía más pero no había de dónde, así que a escoger por encuestas. Pues lo mismo ocurre en los Estados Unidos, dos candidatos que nos recuerdan son la muy peligrosa situación que se encuentra el planeta. Biden y Trump ambos inquilinos de la Casa Blanca nadan en la desfachatez, acusaciones y falta de compromiso. El debate presidencial se tradujo en un ejercicio vergonzoso y preocupante. Se enfrentaron escupiendo descalificaciones dos personajes insólitos: un delincuente con acusaciones penales y una débil con abierta debilidad física y mental. Trump altanero, soberbio, desparpajado, ofensivo, como siempre. Biden extraviado, distraído, sin reflejos ni articulación. Trump agresivo, Biden pasivo. Trump decidido a todo evento militar para probar su músculo de poder. Biden conciliador que por lo pronto ha evitado que los conflictos en Medio Oriente se desborden. Trump que enfrenta a Corea del Norte anticipando que sus bombas nucleares son más hermosas. Biden reconciliando intereses entre Rusia y Ucrania, entre Israel y Hamas. Dos personajes que prefieren debatir sobre su disposición en el golf que mostrar su disposición a enfrentar a potencias como Rusia, China e India. Un Trump que acusa a Biden de colocar a Estados Unidos en el nivel tercermundista. Un Biden que replica con los rebotes negros en la economía durante la gestiona de Trump. Muchos señalamientos, pocas, muy pocas definiciones. Lamentable que traten de desmerecer al oponente por características físicas o problemas de edad. Dos hombres sentados en la silla más poderosa del mundo refiriéndose uno al otro como el “tipejo”. Un desgaste innecesario a la investidura presidencial que indica además su baja educación y su simpleza como individuos. No hay duda, en los últimos 30 años Estados Unidos ha perdido su fuerza, su vitalidad. Ha dejado de ser el conquistador del espacio sideral, el líder deportivo indiscutible, el eje de equilibrio mundial, el ejemplo de seguridad urbana y de democracia. Hoy vemos como un presidente permite, ordena y festeja el ataque al Capitolio. Su presencia continental en América ha dejado mucho que desear permitiendo que individuos como Chávez o Maduro lo desafíen con burlas y chistes malos, que Cuba reciba en sus costas submarinos rusos, que Ortega tome como como patio de recreo personal a Nicaragua o que México sostenga gran parte de su economía por las acciones del narcotráfico. El problema de Biden se sobrevivir y ganar las elecciones es que le quedarían cuatro años más que es difícil pueda aguantar. Pero es lo que hay, no más, a menos que los demócratas y los republicanos decidan, pero ya, buscar mejores opciones e iniciar una auténtica, creíble y verdadera campaña política hacia la Casa Blanca, de lo contrario eso que hay da pavor.
CARLOS RAMOS PADILLA
*Conductor del programa VaEnSerio izzi 135 y radio mexiquense.