El cinismo sigue galopante en el Partido de la Revolución Democrática. Y no es que pretenda observar las cosas con un cristal diferente al que utiliza la corriente que encabeza Rene Bejarano, Izquierda Democrática Nacional, pero me parece que ha comenzado a sentir el peso de la derrota que obtuvo en el pasado congreso donde vio
disminuir considerablemente su presencia. Su principal bastión mermará sus ingresos, esos que necesita para mantener el activismo entre las huestes que aún le quedan en las jefaturas Delegacionales del centro del Distrito Federal. La pérdida de la Secretaria General fue la consecuencia del rechazo que ha venido acumulando en los últimos meses a causa de las defecciones de liderazgos comunitarios que prefirieron adherirse a corrientes con mayor futuro y que han venido creciendo porque están estructuradas sobre la base de un proyecto político de futuro y no en la simple complicidad como acostumbra hacerlo el señor Bejarano.
Por eso envió al señor Alejandro Sánchez Camacho, a quien conocen y reconocen con el apodo de "Mascarita Sagrada", acompañado de Camilo Valenzuela, Armando Quintero, Manuel Oropeza y Enrique Vargas, a solicitar la renuncia de Carlos Navarrete, a quien emplazaron a reflexionar sobre su permanencia en la dirigencia nacional de su partido por haber hecho oídos sordos a las denuncias que se vertieron sobre los vínculos del ex alcalde de Iguala, José Luis Abarca, con el crimen organizado. Claro estanque también quieren que se vayan los demás integrantes de Los Chuchos, que seguirán cuatro años más en la dirigencia del partido.
Las acusaciones del colaboracionismo con Enrique Peña Nieto y al suscribir y avalar las reformas convenidas en el Pacto Por México no es más que una estratagema discursiva porque lo que en realidad busca el señor Bejarano es que le regalen al partido con el que ha realizado jugosos negocios al cabo de la llegada de la izquierda al gobierno de la Ciudad de México. Si hay alguien que hace tiempo tendría que haberse ido es el propio René Bejarano Martínez, porque de nada le servirá querer posicionarse en el papel de mártir ya que todos lo recordamos guardando las pacas de dólares que le entrego el señor Carlos Ahumada hasta en las bolsas del saco.
Ese acto es inolvidable para la mayor parte de los mexicanos y lo retrató como lo que es: uno de los principales cabecillas del crimen organizado de la capital de la República. Bejarano ha tendido una red delincuencial con su pretendida corriente, y además ha estafado a innumerables ciudadanos al otorgarles vivienda, pero a nombre de la UPNT claro está, pero que tienen que pagar ellos en beneficio de la organización, que desde luego es propiedad de él y la señora Padierna. Ya encarrerado también anunció que presentará una denuncia contra el procurador Murillo Karam por no haber investigado los crímenes de José Luis Abarca, misma que debió haber presentado en Guerrero porque en todo caso es un delito del fuero común, pero no lo hizo porque allá no encontraría el crédito que ahora busca. Quiere de regalo lo que no puedo adquirir por los votos. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.m