AMBICIONES CRIMINALES

sinpunto

Parece lamentable que los 43 jóvenes desaparecidos estén en el centro del debate, de las acusaciones, de la discusión, de la organización de marchas, tomas de oficinas, quema de instalaciones, asalto de casetas de cobros, y ahora hasta en el resurgimiento mediático del llamado Ejército Popular Revolucionario. En las últimas semanas han

sido el principal centro de atención en este país, y el reclamo de la comunidad internacional. ¿Quién está intentando subvertir el orden interno? ¿Quién está detrás de la violentación cotidiana de la ley por parte de grupos estudiantiles y presuntas organizaciones de la sociedad civil?

Lo que hacen la CETEG o la CNTE ya conocemos de donde proviene, es decir, del mismo partido que postulaba candidatos delincuentes y formaba gobiernos delincuenciales como el que encabezaba José Luis Abarca en Iguala, y quien presuntamente mandó asesinar a tres estudiantes y a realizar la desaparición forzada de 43 de ellos.

Pero de pronto observamos que las escuelas normales rurales del país, que son 16, incluida la de Ayotzinapa, salen a paralizar carreteras, a realizar tomas pacíficas, dicen ellos, de las sedes de los principales medios de comunicación en los estados, y a tomar las casetas de peaje para dejar pasar libremente a los automovilistas. Ésta ha sido una práctica recurrente de las organizaciones sociales cuyos líderes tienen por ocurrencia intentar causar un daño a la estructura gubernativa, sin entender que son ellos mismos quienes asumen el daño final.

Creo que en México están ocurriendo cosas que deben llamar la atención de los encargados de la seguridad nacional. Los hechos que se han sucedido no son aislados porque están dirigidos a minar la credibilidad del Estado mexicano, y a provocar la percepción de que las protestas están sucediéndose en los sectores poblacionales más afectados por la pobreza. Para decirlo de otra manera, hay una estrategia de subversión en marcha, y del otro lado un proceso gubernamental de administración de una crisis que de seguir profundizándose, indefectiblemente nos conducirá a la violencia generalizada.

Eso es lo que añoran los trasnochados de la izquierda recalcitrante. La lucha violenta de las calles no es el camino de los mexicanos. Quienes ahora buscan incendiar la conciencia colectiva responden a bastardos y obscuros intereses políticos. Intentan suplantar la voluntad soberana de los ciudadanos, y tienen que ser atajados por el estado de derecho. El Estado mexicano no puede colocarse a merced de los apetitos de aquellos que postularon a criminales y que asesinaron estudiantes con premeditación, alevosía y ventaja. Ahora quieren darse un baño en la pureza buscando que sean otros quienes asuman el costo ante la historia. México es mucho más que ellos. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.