Miguel Ángel Mancera se recupera lentamente de su intervención a corazón abierto. Y digo lentamente porque pareciera que a sus subordinados se les ha pasado la mano en eso de publicitar que está bien y que no existe problema alguno con los resultados de la operación. Los simples mortales no sabemos la realidad acerca de la salud del gobernante de la
Ciudad de México porque ni los médicos han salido a decir algo acerca de lo que ocurrió. La presunta perforación en el órgano que finalmente fue reparada, no tan sólo alertó a quienes lo atendían, sino asusto a los subordinados porque, en el caso de un desenlace fatal, se hubiera tenido que repetir la elección y eso en estos momentos de la crisis perredista es como lanzar una moneda al aire. Lo deseable es que el señor Mancera se recupere.
Pero también es deseable que sus principales colaboradores dejen de mentir. El titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Jesús Rodríguez Almeida, aseguró que continúa el trabajo normal después del operativo realizado por el Gobierno Federal para detener a José Luis Abarca y su esposa María de los Ángeles Pineda Villa. También dijo que "la Ciudad de México está en paz, caminando y nosotros trabajando y hoy tenemos muchas ocupaciones que son las instrucciones que nos dio el jefe de Gobierno". Vaya, pareciera que si no les da instrucciones, simplemente no cumplen con el trabajo para el cual los contrato. En eso de pretender justificar la gravedad del señor Mancera los yerros verbales resultan garrafales.
Mancera fue intervenido a corazón abierto, y eso no es algo del otro mundo porque se realizan este tipo de operaciones todo el tiempo y el índice de mortalidad es muy bajo. Decir que está trabajando reuniendo a todo el gabinete es otra mentira más, porque de acuerdo con algunas fuentes consultadas, no está en condiciones de sostener una reunión de trabajo. Lo que debieran hacer es cumplirle con entrega a quien les dio trabajo y los encumbró, y no pretender engañar a quienes aquí habitamos diciendo cosas que no responden a la realidad. Uno de los que mayores yerros comete es el señor procurador Rodolfo Ríos Garza quien ayer dijo que la presencia y detención del matrimonio Abarca Pineda, en la Ciudad de México, no significa que el crimen opere en la capital. La misma cantaleta de siempre. De acuerdo con el resultado del Programa Nacional para la Prevención Social de la Violencia y Delincuencia 2013, la Gustavo A. Madero e Iztapalapa son dos de las delegaciones que presentan crimen organizado en su modalidad de pandillas que controlan territorios y venden estupefacientes.
Para decirlo de otra forma, hay narcotráfico y delincuencia organizada, aunque parece que el señor Ríos Garza no se ha enterado. Los especialistas también afirman que Tepito y la colonia Morelos guardan la mayor parte de la droga que se distribuye en los estados del centro del país. Para intentar resolver un problema, se tiene que aceptar que existe el problema, pero eso es algo que no acepta por ninguna razón el señor Ríos. Negar lo evidente lo convierte en un mentiroso. ¿Acaso teme perder el trabajo? La Ciudad de México es el lugar ideal para vivir de cualquier narcotraficante, y eso no quiere decir que aquí tengamos la mala fortuna de que aquellos a quienes persigue la justicia armen una apela como las que acostumbran en otras latitudes. Pero pasar desapercibido en una zona urbana con 23 millones de habitantes, es fácil para cualquiera. La circunstancia de que en algunas ocasiones no conozcamos ni siquiera al que vive frente a nuestro departamento en cualquier edificio, es normal. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.