DESAPARICIÓN FORZADA

sinpunto

Luis Raúl González Pérez fue elegido presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos por el Senado de la República. No es un encargo que signifique novedad puesto que hace algunos años fungió como el Primer Visitador. Después se encargó de la Abogacía

General de la Universidad Nacional Autónoma de México, cargo que desempeñó con responsabilidad, diligencia y eficiencia. En lo personal, debo reconocer en el nuevo ombudsman a un profesional del derecho y estoy seguro que sabrá cumplir con todas esas expectativas que despertó desde que decidiera postularse, sabedor de que Raúl Plascencia Villanueva buscaría reelegirse. Sería su prestigio el que mayores elementos aportaría al juicio de los senadores que dilucidaron quién de los más de 40 aspirantes alcanzaría el honor de velar por los derechos humanos de los mexicanos. Conozco al abogado González Pérez y creo que ha llegado en el mejor momento a encabezar la dependencia que ayudó a conformar y a prestigiar.
Una de las primeras decisiones fue la de señalar que la desgracia ocurrida con los 43 normalistas desaparecidos en Iguala de la Independencia es una "desaparición forzada" y no un crimen de Estado, como muchos pretendieron calificar para contar con recursos discursivos que obligaran a Enrique Peña Nieto a dejar la Presidencia de la República. En lo personal, no creo que las acusaciones que se hicieron en ese sentido hayan sido producto de la ignorancia. Más bien creo que fue producto de la deshonestidad de aquellos que vieron en la presunta masacre el tropiezo de quien les gano legítimamente en la elección del 2012, y que permitió el regreso del Partido Revolucionario Institucional al poder.
Desde antes de la elección, el señor Peña Nieto fue objeto de innumerables dicterios y acusaciones vanas, y pese a ello ganó por abrumadora mayoría. Por eso es importante el pronunciamiento de Luis Raúl González Pérez, porque ataja de forma puntual cualquier intento de los malquerientes del presidente para seguirlo acusando de un crimen abominable aprovechando la ignorancia de muchos y la perfidia de los demás. Enrique Peña Nieto es el presidente de la República aunque no les guste a quienes quisieran verlo fuera. Así lo decidió la mayor parte de los mexicanos, y si mal no recuerdo, sacó tres millones de ventaja sobre el señor López Obrador, quien todavía pretende que creamos en su limpieza cuando todos sabemos la forma en que realizó cuantiosos negocios con el señor Slim cuando era jefe de Gobierno del Distrito Federal.
Los grupos beligerantes ya no tienen argumentos para seguir manteniendo sus desplantes desestabilizadores y, en lo personal, me parece que ha llegado el momento de imponer el estado de derecho en las entidades donde el magisterio y los normalistas han sitiado a la sociedad. Guerrero vive una de sus etapas más negras porque una caterva de idiotas que se dicen maestros están atentando contra los sectores más pobres de la entidad. Observar a estudiantes apalear impunemente a un policía tirado en el piso es aberrante. Si esos son los futuros maestros que presuntamente enseñaran a los niños del estado más pobre del país, lo mejor es que el gobierno tenga la valentía de desaparecer de tajo esa normal que solamente forma en especializaciones delincuenciales. México es mucho más que maestros y normalistas delincuentes. Al tiempo.
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