La fracción del Partido de la Revolución Democrática en la Cámara de Diputados tiene un coordinador que independientemente de su carácter radical por las corrientes que representa, es bastante cínico. Y no es que pretenda denostar al señor Miguel Alonso
Raya, quien por cierto forma parte de las huestes de la corriente magisterial que mantiene en vilo a los habitantes de Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Michoacán, y no precisamente por su precaria calidad educativa, sino por su proclividad para cometer delitos en aras de una presunta protesta. Para decirlo de otra forma, han demostrado que son profesionales de la protesta, pero también excelentes elementos para el trabajo de la desestabilización.
El señor Raya sentenció ayer, sin tener mayores elementos que su dicho, que los estudiantes normalistas desaparecidos en Iguala fueron víctimas de desaparición forzada, y afirmó que existen datos suficientes para acreditarlo. Ojalá el señor Raya presentara esos elementos, pero todo parece que son suposiciones como siempre lo hace cuando de hacer estridencia se trata. Ya encarrerado afirmó que a su partido no le satisface la respuesta del Gobierno Federal, pero también hay que señalar que nunca les ha dejado satisfecho algo proveniente de los gobiernos en turno porque esa ha sido la tónica del perredismo, la oposición a todo lo que huela a gobierno y las complacencia de todo lo que huela a complicidades entre correligionarios.
El argumento es que intervinieron policías municipales de Iguala y Cocula, y que dentro de esas policías municipales, quienes los comandan algunos eran elementos jubilados o en retiro, pero que pertenecieron al Ejército. Sin lugar a dudas el señor Raya confunde la gimnasia con la magnesia al pretender otorgar carácter de elementos del ejército a los policías delincuentes contratados por el Presidente Municipal surgido de las filas de su partido, y que fue quien organizó la presunta desaparición y asesinato de los normalistas, que vuelvo a señalar con toda responsabilidad, acudieron con la intención de extorsionarlo como lo hicieron el año anterior. La visita a Iguala formaba parte del calendario de cobros de cuotas que poco a poco vinieron construyendo los normalistas con el apoyo y consejo del cuerpo directivo de la escuela.
Pretender involucrar al Ejército Mexicano habla de la mendicidad del señor Diputado, porque si algo se puede decir de la prestigiada institución es que pese a los excesos de algunos de sus miembros, que por cierto están purgando condenas, han sido quienes sostuvieron la viabilidad del país cuando las policías se contaminaron y se tuvo que dar la lucha contra la criminalidad. Lo peor es que en esas ansias de criticar la actuación y el prestigio de las fuerzas armadas, asegura que hubo omisión de los mandos del 27 Batallón de Infantería, con sede en Iguala, por no intervenir en los hechos ocurridos la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre. Por eso demando deslindar las responsabilidades de los elementos castrenses en lo individual. Por principio cuentas los soldados no tienen que intervenir en un problema de carácter civil que estaban enfrentando elementos policiales civiles. Y hablando de deslindar responsabilidades, bien haría el señor Diputado Alonso Raya en ofrecer una disculpa a nombre de su partido por la lamentable muerte de esos 43 muchachos que fueron sacrificados por orden de un gobernante surgido de las filas del perredismo. Eso seria más honesto. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.