Hace tiempo que los partidos políticos comenzaron a desdibujase en este país. El tricolor no es ya aquella fuerza política que representaba los ideales del primer movimiento social del siglo pasado, y que se asumía como heredero de las causas que enarbolaron esos hombres y mujeres que nos dieron patria, que nos enseñaron a conservarla y a defenderla, y que la condujeron por el camino de la reivindicación social. Hace tiempo que se quedaron en el camino de la suplantación del ala conservadora de la política doméstica, y ahora transitan dentro de lo que se conoce ideológicamente como la democracia cristiana del Cono Sur, aunque ellos se digan socialdemócratas.
El panismo por su parte dejo de lado los postulados de la defensa de las clases medias y del humanismo para entrar en la reyerta sorda de los contrastes ideológicos asumiéndose como un movimiento conservador y eclesial, con una alta carga de hipocresía porque esos postulados que defienden son violentados por las conductas impropias de sus más preclaros exponentes. Ni que decir de la bacanal organizada por la fracción parlamentaria en Puerto Vallarta, que le costó la coordinación a Alberto Villarreal y la candidatura a San Luis Potosí a Alejandro Zapata Perogordo, quien si mal no recuerdo, fue el principal impulsor de la expulsión de "Pancho Cachondo" cuando visitaba asiduamente "Tables Dance". Esa es la moral blanquiazul, que ahora recrimina a priistas lo mismo que hicieron sus miembros. Acaso ya se le olvido al señor Madero el "helicóptero del amor" de Sergio Estrada Cajigal. O quizá la brutal corrupción de Emilio González Márquez, la de Genaro García Luna, José Manuel Villalpando y los hijos de Martha Sahagún, por citar algunos.
Ni que decir de los perredistas, que decidieron gobernar conformando verdaderas bandas del crimen organizado, y aun así tienen el cinismo de presumirlo y presentarse ante los electores como los más prístinos elementos de la política mexicana. La mayor parte de los que ahora contienden en las candidaturas de la Capital de la República, pertenecen a grupos delincuenciales que desde las estructuras gubernativas han robado de la forma más cínica y descarada. No puede ser que vayan a ser diputados o Jefes Delegacionales aquellos que lo único que han hecho es enriquecerse groseramente a costa del dinero que debiera dedicarse a los jodidos de la Ciudad de México. Para desgracia de los mexicanos, no hay uno solo que se salve, por lo que es previsible que las bandas de salteadores, asaltantes y defraudadores, seguirán al frente de una de las ciudades más grandes del mundo.
De Andrés Manuel López Obrador ni siquiera vale la pena hacer alguna referencia ya que todo mexicano sabe que su principal disfraz es esa decencia que presume y que esta muy lejos de cumplir porque vive como rey, y tiene hijos que lo hacen como sultanes. Es el político más caro de la historia del país, y seguirá cachazudamente haciendo de las suyas porque hay gente que le cree lo que dice. La verdad es que las principales fuerzas políticas se alejaron de sus bases y ahora enfrentan esta elección con una camarilla de improvisados que pertenecen a esas élites que suplantaron la voluntad de los electores y que se adueñaron de las decisiones. Lo previsible es que la corrupción siga siendo nuestro mayor mal. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.