Pandilla de corruptos

sinpunto

La política se ha convertido en un oficio de cínicos profesionales y ladrones especializados. Lo que debiera ser una de las profesiones más nobles por su cercanía con las necesidades de la gente y la posibilidad de resolver los problemas que aquejan a los ciudadanos en todas las comunidades del país, se ha pervertido en grado tal, que ahora en lugar de servir, muchos la utilizan para servirse. En el camino se nos quedaron las aspiraciones porque lo único que recibimos de nuestros políticos son decepciones. México está sumido en una crisis corruptiva que alcanza niveles inimaginables y que incluye a gobernantes y empresarios.

Quizá la propia sociedad ha sido participe de forma involuntaria porque lo ha permitido y tolerado, pero también asume sus culpas al ser la más afectada y la que mayores efectos recibe de esta práctica deleznable. Hay quienes señalan que los pueblos tienen los gobiernos que merecen, y en el caso que nos ocupa merecido tenemos nuestro destino por la apatía que mostramos como sociedad ante el fenómeno de la corrupción. Uno de los ejemplos de malandroneria ha sido protagonizado por los Jefes Delegacionales en la Ciudad de México. El PRD se convirtió en una cueva de ladrones, y en la red de complicidades que mayores riquezas trafica para los corruptos funcionarios que ahora se coaligan para robar y no para servir. Triste destino el de los habitantes de la Capital del País.

El problema es que este no es un caso aislado, y pareciera convertirse en una forma de vida para quienes alcanzan cargos ejecutivos. La costumbre de disponer de las rentas públicas es una parte del problema, y el complemento es el direccionamiento del dinero a obras o compras de conveniencia al proyecto personal y no al colectivo. Baste un ejemplo del cinismo con el que se conducen: los funcionarios de primer nivel del Municipio de Chihuahua regalaron de cumpleaños al Presidente Javier Garfio Pacheco, un vehículo todo terreno aunque la ley prohíba que los presentes superen los 700 pesos. Quizá siguen el ejemplo del gobernador César Duarte, a quienes sus gobernados acusan de haber sustraído miles de millones de pesos de las arcas públicas en beneficio propio, con la estratagema de la adquisición de un banco. Sin lugar a dudas el ejemplo ha sido exitoso y cómo dicen por ahí, "lo que hace la mano hace la tras". En el colmo del cinismo, en Guanajuato los diputados votaron la entrega de tres meses de salario para funcionarios estatales, municipales, del poder judicial y el legislativo, como bono de terminación de encargo. Independientemente de la eficiencia o ineficiencia de su tarea, el premio es un trofeo que se llevarán a su casa simplemente por haberle hecho el favor a los guanajuatenses de trabajar para ellos. La desvergüenza de los funcionarios públicos resulta ofensiva para la pobreza de la mitad de la población de este país. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.