La corrupción ha sido uno de los peores cánceres que hemos enfrentado desde nuestra formación como Nación. Hay quienes afirman que el primer Ayuntamiento, el de la Vera Cruz, fue producto de un acto de corrupción cuando Cortés soborno a sus capitanes para ir tierra adentro.
Lo que siguió después fue la consecuencia de la impunidad. Nuestros políticos se volvieron corruptos. Ya lo eran, pero se refugiaban en la comodidad de la secrecía y las complicidades. Durante mucho tiempo saquearon nuestras riquezas y nos despojaron de nuestra dignidad.
Tengo la seguridad de que esa cita popular de que "no hay mal que dure cien años, ni pueblo que los aguante", no fue acuñada por mexicanos. El cinismo ha llegado a tal grado, que ahora los corruptos evidencian a los corruptos de enfrente. Esta campaña política ha sido prolífica en ejemplos.
Los panistas dieron a conocer negociaciones de Claudia Pavlovich para favorecer a sus amigos empresarios. Pero ahora la ola viene de regreso, y lo peor de todo es que estamos a tres semanas del término de las campañas.
Javier Gándara Magaña, su contrincante, y algunos miembros de su familia en primer grado, tienen propiedades por más de ciento diecisiete millones de pesos. Claro que el señor Gándara tiene todo el derecho de construir su riqueza, el problema es que tuvo motivos para ocultarla y esa es una mala señal.
Quizá el señor Gándara no quiso ofender a los sonorenses con sus lujosas casas el lugares como La Jolla, Fashion Hills y Chula Vista. O que pensaran que una vez gobernador viviría en "el otro lado" como le hacen algunos. Quizá lo que debió haber hecho en un acto de sinceridad es que para eso tiene un avión, para ir y venir sin problema. Creo que también debió haber dicho que ha sido tan buen padre, que a todos sus hijos les compro casa en Estados Unidos. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.