Sin lugar a dudas el Partido de la Revolución Democrática sigue estacionado en Iguala, pero también habrá que aceptar que lo mismo ha ocurrido con el país entero porque no termina de moverse y dejar atrás ese sangriento suceso que puso al descubierto nuestras contradicciones políticas y sociales.
De forma simultánea ocurren hechos que siguen enredando el laberinto que nos mantiene en un debate inútil desde hace poco más de seis meses. El PRD da cuenta del análisis de los hechos e incrementa el enredo en que se metió a causa de esa lucha del poder por el poder que asumieron "Los Chuchos".
Pablo Gómez intenta justificar la postulación de José Luis Abarca, y determina que sea el Gobierno Federal quien cargue con la responsabilidad de inculparlo porque el PRD no encontró motivos suficientes, lo que habla de la determinación para ocultar sus ligas delincuenciales.
Fue mas claro Cuauhtémoc Cárdenas al señalar que el PRD solo pensó en ganar cuando eligió a Abarca, aunque también le falto decir que hicieron lo mismo al postular a Ángel Aguirre después de que lo inculpaban de 520 muertes de sus militantes.
La SEIDO detuvo a Francisco Salgado Valladares, quien mucho sabe de la forma en que ocurrió la matanza de los normalistas. Para prevenir cualquier inculpación Lázaro Mazón justificó su nombramiento aduciendo que un mando militar se lo recomendó. Al más puro estilo de Poncio Pilatos, todos se lavan las manos para evadir responsabilidades.
Los que no cejan en la politización del caso son los familiares de los muertos. Felipe de La Cruz exigió a la PGR que les permita estar presentes en los interrogatorios. El meollo del asunto, en sus propias palabras, es que no quieren que la mentira histórica se convierta en verdad histórica. Con esto demuestran que quienes menos conviene la aclaración del caso es a ellos mismos. No quieren perder la bandera que les ha generado recursos y notoriedad. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.