México nunca ha podido sacudirse el mal fario que le significan sus gobernantes ya sea por lo ineptos, por sinvergüenzas, o por pillos y ladrones. Los ha habido de todos sabores y colores, de todas las denominaciones políticas, de todos los
orígenes, de todas las regiones, y de todas las religiones. Los mexicanos hemos visto pasar gobiernos intrascendentes, malos, peores, y aquellos que trascendieron no por la calidad de sus decisiones, sino por el daño que causaron o el dinero que se robaron. Bien dicen por ahí que cada mandatario tiene su propia pléyade de ricos, y por eso tenemos rimbombantes apellidos en el escenario de la acumulación: Bailleres, Slim, Alemán, Salinas, Larrea, Zambrano, Azcárraga, Aramburuzavala, Servitje, Arango, Valle, y tantos otros mas que pululan departiendo y mostrando sus fortunas frente a un escenario de pobres, que son la mayoría en todo el país.
Dos grandes problemas ha enfrentado el país desde el establecimiento del primer municipio en La Villa Rica de la Vera Cruz el 19 de abril de 1519: corrupción y riqueza. Muchos señalan la fecha como el comienzo de nuestros problemas de vasallaje, pero la realidad indica que los propios Aztecas hacían lo mismo con las otras culturas. Trescientos años tardaríamos en quitarnos el yugo de la dominación española y dejar de pertenecer a los encomenderos y a quienes detentaban la mayor parte de las tierras y el dinero. El problema es que después de tantos años seguimos en las mismas, pues ahora los modernos encomenderos nos siguen haciendo presa de sus ambiciones. Para decirlo de otra forma, parece que la pobreza es un mal de nunca acabar en este país.
Muchos pensamos que el Pacto Por México sería el comienzo de una nueva era y que los políticos habían entendido la lección. Pronto nos dimos cuenta que uno de los principales valladares de los mexicanos es que nunca nos ponemos de acuerdo. Poco nos duró el gusto porque nunca hemos podido traspasar ese entendimiento de lo político a lo económico, y ahí es donde nos atoramos. Para decirlo mejor, de lo que en realidad se trata es de ponernos el pie para evitar que el adversario avance.
"Los intereses de la gente" es la trillada frase que utilizan los adversarios políticos para otorgar fundamento a las diferencias, y se vuelve a presentar en el coordinador de la bancada blanquiazul Marko Cortes. Su visión en torno a "los intereses de la gente" esta en la conformación de un frente opositor que pueda echar en el 2018 a quien ahora detenta el Gobierno Federal. El pretexto ideal como siempre: la economía y la corrupción. Del otro lado también se cuecen habas, porque hasta ahora el titular de la Hacienda Pública no ha variado un ápice el proyecto económico, y eso quiere decir que por el momento el fortalecimiento del mercado interno no será posible para enfrentar los vaivenes del entorno internacional. En medio, los mexicanos desesperanzados. Esa es nuestra cruda realidad. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.