Muchas cosas ocurren en la esfera de la Administración Pública que al parecer no tienen explicación, y otras a causa de la propia dinámica de la dependencia que se trate, o de quién la encabeza.
Pero por mucho que se pretenda etiquetar los comportamientos de los funcionarios públicos dentro de la esfera de lo imprevisible, todo encuentra una explicación, y en la mayor parte de las veces está dentro del rango de los intereses de partido o de grupo, que en la administración pública hay muchos. Un ejemplo de ello lo representan los blanquiazules, porque cuando el Partido Acción Nacional llego a la Presidencia de la Republica, barrió con funcionarios de nivel de Dirección de Área hasta titulares de dependencias. La razón fue evitar que cualquier funcionario menor tuviera la posibilidad de colocar barreras al nuevo proyecto de gobierno.
Pero también previeron que en caso de tener que abandonar el poder había que imponer barreras para evitar daños mayores a los principales protagonistas de los gobiernos de Fox y Calderón. Por eso la decisión de llevar el servicio civil de carrera hasta los cargos de Dirección General y equivalentes. De inmediato pusieron manos a la obra y todo fue tan sencillo como mover leyes secundarias y el algunas ocasiones hasta reglamentos en las dependencias de la Administración Pública Federal. Lo demás fue producto de la propia dinámica gubernamental y un poco de astucia de parte de quienes las encabezaban porque lo importante era trascender al grupo.
Uno de los graves problemas que enfrenta la administración de Enrique Peña Nieto es la falta de lealtad entre los mandos medios porque no son integrantes de su proyecto y responden a intereses distintos. Eso explica lo que viene ocurriendo en la dinámica de las dependencias de la Administración Pública Federal, donde los asuntos no encuentran el destino asignado simplemente porque no corresponden al interés de esos mandos medios a que me he referido. En el sistema penitenciario se presentó la catástrofe con la huida de Joaquín Guzmán Loera del Penal del Altiplano. Si analizamos a los principales elementos encargados de la operación del centro penitenciario, Valentín Cárdenas Lerma y Celina Oseguera, son producto de ese mal entendido servicio civil de carrera que no genera lealtades y si muchos interés personales.
El caso de Valentin Cárdenas Lerma es paradigmático porque fue funcionario importante en la administración de Genaro García Luna, y después dirigió el Cefereso en Sinaloa, corazón del cartel encabezado por Joaquin Guzman Loera. Celina Oseguera fue funcionaria en el Gobierno del Distrito Federal, y fue acusada de graves actos de corrupcion con la adquisición de alimentos para los internos, y registró en su administración cerca de dos mil hechos violentos. El Presidente tendría que hacer de forma urgente un barrido transversal en todas las dependencias para evitar que su proyecto siga encontrando escollos. Esa lealtad que tanto pregonaron los priistas es lo que esta haciendo falta en estos momentos de agobio. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.