Los griegos desarrollaron diversas formas de purificar las pasiones del ánimo mediante las emociones que provoca la contemplación de las tragedias. Estas eran representadas en la dramatización de personajes ilustres y en las que el
protagonista se ve conducido por una pasión o por la fatalidad, a un desenlace funesto. Las tragedias tenían como objeto principal un efecto purificador en el espectador, aunque para los especialistas de la medicina era la liberación o eliminación de los recuerdos que alteraban la mente o el equilibrio nervioso. Para decirlo de forma más precisa, la representación de las tragedias formaba parte de eso que ahora se denomina "catarsis".
A querer o no la marcha organizada el sábado pasado para conmemorar el primer aniversario de la desaparición física de los 43 normalistas de Ayotzinapa, sirvió a los grupos sociales cuya principal misión es antagonizar a la estructura gubernativa del país, para diseminar ese rencor acumulado por los fracasos de la pretensión de dar con el paradero de los estudiantes, como lo exigen en sus consignas, con vida, aunque a la distancia eso se antoja imposible. hasta ahora el odio manifestado ha implicado afectar a inocentes y a desgraciarle la vida al pueblo más menesteroso del país: Guerrero. Poco les ha importado a quienes han liderado el dolor de los afligidos padres sembrando odio en su alma y mercantilizando la sangre derramada. Aunque no lo quieran aceptar, tanto Felipe de la Cruz como Vidulfo Rosales son especialistas en procesos de desestabilización, y han organizado quizá el frente más cargado de odio contra el Presidente Enrique Peña Nieto.
El surgimiento del colectivo #YoSoy132 debió haber sido tomado por los servicios de inteligencia como una llamada de alerta, pero no lo entendieron y el diseminamiento del odio alcanzó niveles nunca antes vistos. Esa nueva tendencia de los adversarios al régimen ha resultado exitosa, pero por los altos contenidos de encono también peligrosa para la estabilidad de una sociedad que no alcanza a comprender que la mayor parte de la guerra se nutre de grandes mentiras que han vestido como grandes verdades. El Gobierno Federal cedió, por incompetencia o descuido, la narrativa del caso a los grupos beligerantes. Y eso quiere decir que son ellos los que construirán las historias que contarán a las generaciones venideras, y como siempre, la versión oficial seguirá siendo cuestionada por los antagonismos.
Por lo pronto los representantes, que no los padres de los normalistas desaparecidos, anunciaron la conformación de un "Frente Amplio para la Transformación Radical del Pais", con lo que se da inicio a la lucha de los contrarios asumiéndose como los verdaderos exponentes de esa izquierda desdibujada por las contradicciones de sus dirigentes. Vidulfo Rosales, el ideólogo del movimiento de Ayotzinapa, fue enfático al señalar que nunca más una lucha social se dará de manera aislada, lo que significa que los padres de los normalistas pasarán a segundo término porque ha llegado la hora de la búsqueda del asalto al poder. Así de simple. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.