Los otros rostros de Ayotzinapa

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Sin lugar a dudas Ayotzinapa tiene varios rostros, pero hasta ahora solamente uno se ha apoderado de la conciencia popular, los medios de comunicación, los discursos incendiarios, y el relato de una tragedia ocurrida hace poco más de un año por la conjunción de excesos en los sucesos que desencadenaron los hechos.

Ese rostro tiene que ver con el manejo que le pretendió dar Ángel Aguirre Rivero al enfrentamiento entre policías y estudiantes la noche fatídica de la muerte de tres estudiantes y la desaparición física de otros cuarenta y tres que todavía no sabemos a ciencia cierta donde terminaron, pero que a muchos urge dar por muertos.

Otro de esos rostros muestra la complicidad de algunos estudiantes con los carteles de la criminalidad que pelean el control de las entradas y salidas a la Región de la Montaña, y las zonas colindantes con Morelos y el Estado de México. Ambas bandas delincuenciales tienen nombre y están identificadas, el problema es que nuestras policías han resultado harto ineficientes, o están coludidas con ellos.

La intercepciones de algunas llamada demuestran la penetración del crimen organizado entre algunos estudiantes y la forma en que temen ser descubiertos porque seguramente acarrearía problemas para muchos de ellos y algunos que nada tienen que ver con la delincuencia. No es un asunto fácil, pero hasta ahora los gobiernos local y federal han sido omisos.

Los otros rostros tienen mucho que ver con la pobreza de Guerrero, y de esos jóvenes que visualizan a la normal rural como el único camino para darse la oportunidad de abandonar esa miseria que ha sido su eterna compañera, y seguir bregando por mejorar la vida de los suyos.

El mejor rostro de Ayotzinapa es ese decreto de 1928 que visualizo a las normales rurales como el camino para la superación de los jóvenes, para que una vez logrados profesionalmente, regresaran a sus comunidades a impulsar el avance social, educativo y económico. Ese era el sueño, la negra realidad es que también la delincuencia lo derrumbó. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.