¿Alianzas por necesidad?

sinpunto

Muchas veces los sucesos ocurren porque el ritmo del desarrollo de las sociedades los provocan, o simplemente porque fueron planeados por los especialistas en provocar reacciones humanas que otorguen rendimientos y beneficios políticos. Discernir acerca de las cuestiones provocadas por el trabajo de los especialistas resulta harto especulativo, pero es necesario porque solamente así se entienden las decisiones colectivas que forman y conforman esos resultados cuyos beneficios van directamente a los grupos políticos, que al fin y al cabo son los que dirigen a las sociedades. El problema es que los componentes de la sociedad muy poco se interesan en las actividades de los políticos, y debieran hacerlo ya que ellos son los principales responsables de los avances o los retrocesos de una sociedad como la nuestra.

Las alianzas electorales sirven para accesar al poder a los partidos que por sí solos no pueden. Es un mecanismo válido y efectivo para la democracia porque propician la alternancia, y que los partidos sean más severos en su forma de seleccionar a los candidatos. Pero también que trabajen en la probidad y la eficacia de sus miembros para evitar el cuestionamiento de las masas o de los especialistas en los medios de comunicación. Esa debiera ser la esencia primordial de las alianzas, pero también que se suscriba la forma en que las organizaciones políticas privilegiarán la eficiencia como forma de gobierno y la revisión en la capacidad de sus principales cuadros para que sean verdaderamente competitivos.

El problema de las oposiciones en México es que se han nutrido en la mayor parte por los desechos de las principales fuerzas políticas, lo que en otras latitudes resultaría poco aceptable. Pero también es una lamentable realidad que en México lo que importa es la conveniencia política, el rendimiento electoral, y hasta las habilidades discursivas de los defeccionantes ante la falta de oportunidades o cumplimiento de sus caprichos personales. En el pasado reciente las alianzas entre panistas y perredistas fueron exitosas en función de que sus candidatos provocaron la alternancia en Puebla, Oaxaca y Sinaloa, aunque dos de ellos provenían del Partido Revolucionario Institucional. En esa ocasión el fin justificó los medios, pero Mario López Valdés y Gabino Cue han hecho de todo porque los tricolores regresen al poder en Sinaloa y Oaxaca.

Hoy la circunstancia es distinta. Pese al triunfo logrado en Querétaro ante quien fuera considerado el mejor gobernador del país, el panismo anda de capa caída y su Presidente Ricardo Anaya Cortés no encuentra la forma de crecer para aspirar con argumentos y elementos a la Presidencia de la Republica. La coyuntura electoral se presenta a modo para evitar la catástrofe blanquiazul y la desaparición del PRD en otros estados como ocurriera en Colima. Lo previsible es que los escollos desaparezcan por arte de magia porque de lo que se trata es de mantener y sostener dos proyectos que por el momento languidecen. Para colmo de males, es previsible un repunte en la popularidad presidencial. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.