La Reforma Política impulsada por Jesús Reyes Heroles desde la Secretaria de Gobernación modificó el panorama de la participación política en el país. Los tradicionales partidos como el PRI, PAN, PARM y PPS dejaron de ser hegemónicos
porque tuvieron que compartir espacios con otras fuerzas emergentes, algunas de ellas provenientes del clandestinaje. Con ello el escenario del ejercicio político en México entró en un grado de madurez que no habíamos observado cuarenta años atrás. Muchos han sido los avances democráticos desde entonces, y uno de los que más revuelo han causado es el auge de los candidatos independientes que proliferan en todas las partes del país. Pero esta figura también ha provocado un fenómeno recurrente que suplanta el espíritu con el que se construyó como una ampliación de los cauces democráticos.
Hasta ahora han sido pocos los triunfos de los candidatos independientes. El año pasado participaron 125 en la jornada electoral, y los más emblemáticos fueron Jaime Rodríguez en Nuevo León, y Enrique Alfaro y Pedro Kumamoto en Jalisco, y Manuel Cloutier en Sinaloa. Hasta ahora podemos decir que la vía resultó poco exitosa en cuanto al número, pero bastante ilustrativa por lo que corresponde al hartazgo de algunos sectores sociales respecto de los partidos políticos. Para las doce elecciones que habrá este año, se han registrado hasta ahora veintiocho aspirantes a candidatos independientes a Gobernador, entre los que hay cuatro mujeres. Del total de independientes, catorce tienen experiencia política o de gobierno y otros catorce la tienen en el sector privado. Pero también hay que señalar que muchos de ellos fueron militantes activos de partidos políticos que les negaron la postulación.
Muchos políticos fracasados, otros enojados porque sus partidos no los postularon, y los demás integrantes de esa sociedad civil a la que acuden cuando de diferenciarse de los gobernantes se trata, han decidido engrosar las filas del independentismo como una forma de acceder al poder, y algunos hasta por los fondos que les entrega el Instituto Nacional Electoral y las aportaciones privadas que reciben. La realidad es que hasta ahora la vía de las candidaturas independientes ha sido tomada por los desafectos o los relegados como una forma de intentar lavar el prestigio o vengarse de las cúpulas partidistas que todo lo deciden, siempre de acuerdo a sus propias conveniencias. Para decirlo de otra forma, las candidaturas independientes surgen del enojo y el encono de los relegados.
Qué bueno que haya candidatos independientes porque es una nueva expresión de la democracia, pero también habrá que analizar la parte negativa, aquella que se genera por la inconformidad de los militantes ante el cínico hurto de los recursos públicos cuando llegan al poder. De cualquier forma la democracia tiene que seguir avanzando, aunque el independentismo se convierta en el refugio de los excluidos del poder. Es una forma de reivindicar a esa democracia que tanto pisotean las cúpulas partidistas. Hasta ahora han sido pocos los triunfadores, pero no dejan de representar el hartazgo de los votantes. Al tiempo.
This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.