Perfidia electorera
Cada día que pasa la degradación de nuestro sistema político sigue su venturoso curso y en poco tiempo tendremos que cambiar o de sistema político, o simplemente dejar de observar a la política como la panacea para todos nuestros males. Y no es que la política haya comenzado a fallar, lo que ocurre es que los políticos siguen haciendo de todo para que dejemos de creer en ellos.
Cada día resulta más difícil tener confianza en quienes nos gobiernan o nos representan porque la degradación se ha estado transformando en encono a causa de los impunes excesos que cometen un día sí y otro también. Más que estimar su trabajo, o al menos reconocerlo, lo que están despertando en estos tiempos es un odio irreconocible. Resulta patético que Joaquín Guzmán Loera concite mayores procesos de reconocimiento que la mayoría de quienes nos gobiernan.
Cuando se trata de dañar a alguien en particular, o al prestigio de una institución, poco importan las mentiras o los supuestos, porque la finalidad está encaminada a obtener la meta utilizando los medios que sean necesarios. Y si con ello se tiene que provocar un daño colateral, hay una máxima que señala que "el fin justifica los medios". Los primeros amparos contra las disposiciones del programa "Hoy No Circula" que se promovieron ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los presentó el Partido Acción Nacional en ese entendido que existe en el ámbito político de que "todo aquello que cause daño al adversario es en mi beneficio". Hoy podemos observar los resultados que se obtuvieron con dichos amparos. Estamos a punto de una desgracia colectiva por los efectos de la contaminación ambiental, pero se sigue culpando al adversario y Miguel Ángel Mancera es el blanco de todos sus dicterios.
Un obscuro exagente de la DEA de nombre Phil Jordan, afirmó que Joaquín Guzmán Loera "pagó al PRI" millones de dólares que permitieron que Enrique Peña Nieto ganar la Presidencia de la Republica. Claro está que sus dichos no pasan de ser simples palabras de un anciano retirado que busca notoriedad, y lo más grave es que los medios sensacionalistas de Estados Unidos utilizan esa versión en noticieros de Costa a Costa para ganar audiencia.
Hasta ahora no existe prueba alguna que corrobore las acusaciones del supuesto exfuncionario, y tampoco han sido confirmadas por las actuales autoridades de la agencia norteamericana. Lo previsible es que sea una estratagema de esos medios de comunicación que viven del escándalo para star en la posibilidad de competir con los adversarios en la cruda lucha por las audiencias. Entre más oyentes o videntes, más caros los anuncios comerciales. La estrategia de la perfidia está en todas partes cuando de competir se trata. En México hay periodistas que utilizan verdades a medias o mentiras completas cuando de disfrazar supuestos se trata, buscando que el público los perciba como reales. Pero también ocurre en la política, en los negocios, en el deporte, en fin, en todos los ámbitos de la vida pública. La estrategia de la perfidia forma Parte de nuestra lamentable realidad. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.