Desde que nos saquearon nos acostumbramos al saqueo. La historia nos da cuenta de la forma en que fuimos victimados por aquellos a quienes denominamos “conquistadores”, pero que en realidad fueron una caterva de saqueadores enviados por España para explorar nuevos lugares después del “descubrimiento” de América, y que exterminaron el florecimiento de nuestras culturas antiguas para someter a sus moradores a siglos de explotación. Después de tres siglos saqueando nuestra empobrecida riqueza, logramos una independencia que marca un antes y un después en la forma de regir nuestro destino, pero para nuestra desgracia seguimos manteniendo los mismos Niveles de pobreza y en algunas ocasiones de miseria. Ese es el México que tenemos, y hasta ahora hemos sido incapaces de revertir ese negro destino al que hemos condenado a nuestros connacionales.
En México tenemos muchos pobres. Para ser más preciso, en México la mitad de la población es pobre. Y no es que me guste resaltar lo mal que muchos mexicanos la están pasando a causa de esa extrema pobreza que parece haber llegado para quedarse, pero hemos postergado por mucho tiempo el problema ya que la pobreza es el principal ingrediente de los brotes de inconformidad social en cualquier parte del mundo. También hay que decir que en México seguimos siendo una sociedad muy incongruente, porque pese a que crecimos por encima del 2.5 por ciento, y eso quiere decir que lo hicimos más que cualquier país de América Latina, hemos incrementado nuestra producción de pobres. Quizá tengamos que entender que el crecimiento del último año no está resultando benéfico para las mayorías, o que la riqueza que generamos sigue concentrándose en unas cuantas manos, como ha ocurrido siempre.
Según la última medición de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, México es uno de los tres países junto con Guatemala y Venezuela, en donde creció la pobreza entre 2014 y 2015, y lo peor es que aumentó en un punto porcentual, y la indigencia en casi medio punto. Brasil con todos sus problemas, al igual que Chile, Colombia y Ecuador, lograron disminuirla en al menos cinco millones de personas mientras nosotros seguimos igual. Pero también hay que señalar, y esto no significa que deba ser un consuelo, que en la región viven 175 millones de pobres. Y no tiene que ser un consuelo porque nuestros pobres son la tercera parte de los que hay en la parte sur del Continente.
A eso hay que sumar que nuestro salario mínimo está por debajo de la línea de pobreza, y que no bastan los esfuerzos en educación, salud y los programas sociales. En México todos valemos lo mismo frente al fisco, o sea que pobres y ricos pagan las mismas tasas impositivas. No tan solo no le estamos cobrando a la gente más rica del país, hemos permitido tal concentración, que cuatro de esos ricos reúnen el nueve por ciento del Producto Interno Bruto. Lo previsible es que sigamos produciendo pobres, esa es nuestra especialidad. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.