Hace muchos años que comenzamos una escalada de violencia que no hemos logrado detener por muchos esfuerzos que hayan hecho los gobiernos locales y federal. Y no es que no puedan, lo que pasa es que mientras unos se preparan la criminalidad viaja a otros lugares y obliga a otros a hacer lo mismo y se vuelven a acomodar en los lugares donde los cuerpos policiales no tienen la suficiente preparación, o simplemente los compran a través de su poderío económico. El crimen organizado tiene su propio tablero del ajedrez que le significan todos los territorios de este país, y lo utilizan a conveniencia.
Hay lugares donde la criminalidad ha sentado sus reales sin que exista una explicación lógica y coherente. Siendo simplistas podríamos afirmar que es a causa de que los gobiernos han dejado de hacer su trabajo. El problema es encontrar una explicación de ese fenómeno, y me parece que para ello tenemos que acudir la condición humana. En ese contexto dicha inactividad puede responder a diversas causas, y la primera de ellas tiene mucho que ver con la ineficiencia y la ineficacia. La primera de ellas es la incapacidad manifiesta para hacer, realizar, o cumplir adecuadamente una función o tarea, lo que nos obligaría a acudir necesariamente a la falta de capacidad profesional para el ejercicio del cargo o encargo. La segunda se refiere a la incapacidad para producir el efecto deseado, y eso es causa de un acto de voluntad: acción u omisión.
Aquí también se presenta otro problema, porque en ambos casos tiene que existir la voluntad del gobernante para encontrar o no resultados que satisfagan a la gente. Eso quiere decir que la dinámica de la administración pública en sus tres niveles de gobierno es producto de la voluntad y la responsabilidad personal de quienes participan en la toma de decisiones. No existe otra razón fundada para evadir esa responsabilidad. Lo que ocurre en Veracruz es producto de la voluntad humana. De unos para delinquir, y de otros para permitir que delincan. No hay medias tintas, o se es o no se es responsable de lo que enfrentan miles de hombres y mujeres que viven aterrados por la actividad del crimen organizado. Ya no es solamente la seguridad de los periodistas, y eso que ellos han pasado por un infierno ante la impunidad de aquellos a quienes no les gusta lo que hacen o dicen.
La desaparición de jóvenes es producto de un gobierno omiso al que poco le ha importado la disfunción de los cuerpos policiales de todo el estado. Y eso habla de un deteriorado sentido de la responsabilidad y de que el bienestar de las personas no está en el radar gubernamental. Eso es lo peor que le puede pasar a un gobernante, y eso explica también la constante desaparición de jóvenes que son martirizados y asesinados. Veracruz está podrido por donde se le quiera ver, y es producto de la voluntad humana. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.