Por: Vladimir Galeana Solórzano
Habrá que decir que el sector estudiantil siempre ha sido un mercado muy útil y apetitoso para los políticos radicales que pretenden generar problemas al régimen vigente.
Eso ocurrió cuando aquellos grandes líderes ferrocarrileros pretendieron incendiar y paralizar al país no como una mera protesta, sino para intentar un cambio de régimen. En la cartel rumiaron sus desventuras durante muchos años. Lo mismo ocurrió cuando se estructuró el “Movimiento Estudiantil de 1968” con el que se pretendía evidenciar ante el mundo la falta de oportunidades en un régimen de opresión y autoritario. No le tembló la mano a Gustavo Díaz Ordaz para imponer el orden y que los Juegos Olímpicos transitarán en calma.
Quien haya estudiado en una institución de educación superior dependiente del Estado Mexicano seguramente en algún momento de su vida fue oposición y pretendió someter a las instancias gubernativas a sus propios designios. Y más si en ese trayecto lideró algún grupo dentro del “universo sagrado” de lo que se denomina la “"grilla estudiantil”. Es la edad en la que cualquiera “se come el mundo a puños”, como se dice coloquialmente cuando de hacer referencia a la osadía juvenil se trata. El problema es cuando se sobredimensionan los alcances por causa de la condición timorata de las autoridades educativas que prefieren conceder antes que imponer. Ese es el momento de los excesos, el momento de escalar las peticiones y donde se pierde la dimensión de las cosas.
El paro en el Instituto Politécnico Nacional es producto de esa desaforado posicionamiento de los liderazgos estudiantiles, que ahora pretenden que el Estado les rinda cuentas y que sea el propio Secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer, quien acuda y les explique el porqué la institución educativa depende jerárquicamente de su oficina. Si esa fuera la verdadera causa del problema con una simple visita del señor Nuño las cosas volverían a la normalidad, pero hay mucho más de fondo. La educación y el futuro de los egresados de la segunda institución educativa más importante del país pasa a segundo término cuando de alcanzar posiciones políticas se trata, y en esto mucho tiene que ver quien ha estado manipulando el comportamiento del magisterio disidente.
El activismo del Movimiento de Regeneración Nacional es abierto en las escuelas del IPN, y de lo que se trata es de doblegar de una u otra forma al Gobierno Federal. Andrés Manuel López Obrador ya tiene el control del magisterio disidente encabezado por Ruben Núñez Ginés en Oaxaca, y sabe que Chiapas, Guerrero y Michoacán caerán en automático. Paralizar al Instituto Politécnico Nacional es fundamental para negociar desde una posición de fuerza y advertir al señor Nuño que las cosas no serán tan fáciles de ahora en adelante. Para decirlo de otra manera, el señor López Obrador esta intentando adelantar la batalla por la sucesión presidencial. El hilo se rompe por lo más delgado, y ese es el fracaso de la Reforma Educativa. A eso le apuesta. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.