Los buenos y los malos

sinpunto

Una de las mejores definiciones de eso que llamamos “política” se la escuche a Jesús Reyes Heroles en una disertación pública. El ideólogo tricolor, por cierto uno de los pocos que han tenido, se refería a la política como “"el arte de las relaciones humanas”, y a la armonía política como “"uno de sus más caros valores”.

 La contradicción la encontramos en ellos mismos porque los acuerdos siempre están condicionados al otorgamiento de prebendas, o se utilizan como moneda de cambio para la obtención de acuerdos distintos. De ahí su perversión.

Muchos afirman que los tiempos de las campañas políticas son como las guerras, y lo que estamos viviendo con el caso de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa forma parte de esa guerra. 

La radicalización de los presuntos expertos internacionales y su febril activismo de los últimos días para terminar de sembrar la duda en la actuación del Estado Mexicano es el principal indicativo. Ante la eventualidad de que fue prácticamente imposible imputar al gobierno encabezado por Enrique Peña Nieto la desaparición de los estudiantes, había que desgastar y criticar la investigación realizada por la dependencia encargada de la procuración de justicia. Dicen que el hilo se rompe por lo más delgado, y este fue el caso de la Dirección de Investigación Criminal porque poniendo en entredicho al titular se cae toda la investigación. La insistencia de muchos opinadores acerca de la tendencia de los presuntos especialistas de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en el sentido de caminar en sentido contrario a los intereses del Estado Mexicano, ha comenzado a permear en diversos ámbitos de la vida política en el Continente. 

El problema es que hasta ahora en el Gobierno Federal pareciera no darse cuenta de que están perdiendo la batalla en los medios de comunicación. Para decirlo con mayor precisión, es la lucha entre los buenos y los malos, la lucha de los contrarios, y ambos bandos estarán tratando de ganar en la arena política que ha sido trasladada a los medios. La pregunta es: ¿dónde se extraviaron los intereses de ambas partes? La respuesta es que mientras al Estado le interesaba resolver el enigma en que se ha convertido el caso Ayotzinapa, a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos no. Para decirlo más claro, es a Emilio Álvarez de Icaza a quien le interesa desgastar al Estado porque quiere ser candidato presidencial en 2018. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.