Dícese de los parias que son las personas que pertenecen a los estratos inferiores de una sociedad. En la mayor parte de las referencias que se realizan hacia este tipo de personas o personajes, normalmente se les aparece como sujetos sin derechos y centran en ellos los más deleznables vicios, además que ni siquiera son considerados
para el siguiente escalafón social, que pudiera ser el de la mendicidad. Por cierto, inexplicablemente también concentran el desprecio de los demás estratos en que segmentamos nuestra vocación clasista. Esa es una de las circunstancias más inequívocas de nuestra mendicidad como sociedad.
La Cámara de Diputados entró en el análisis de la propuesta del Presidente Enrique Peña Nieto acerca de los matrimonios igualitarios, y como siempre que se tocan temas difíciles, no faltan las expresiones xenófobas que claman a gritos que se preserve el derecho solamente para quienes forman y conforman parejas heterosexuales, porque solamente ellos pueden tener la capacidad de la procreación y por consecuencia el derecho de adoptar.
El problema para los grupos que pertenecen a la Unión Nacional de Padres de Famila, y sobre todo para aquellos que tienen inclinaciones religiosas cercanas a la Iglesia Católica, es que si se permite un matrimonio entre homosexuales la consecuencia es que podrían ser sujetos del derecho a la adopción. Por eso salieron a marchar en más de cien ciudades, para protestar y exigir que les sea vedada esa posibilidad. Reseñan que fueron más de un millón de personas las que se manifestaron, pero este país tiene más de 125 millones de habitantes.
En algunas civilizaciones precolombinas de este país se deificaba a quienes denominaban los “Berdaches”, porque reunían en una sola persona los dos espíritus. Pero también hay que señalar que la homosexualidad ha estado presente en las culturas más avanzadas de la humanidad. Los grandes pensadores griegos, quienes dieron inicio a la era del conocimiento, en su mayoría presentaban esta característica, o la de la bisexualidad.
Insisto, en México vivimos en un régimen de libertades que consagra derechos y obligaciones, y a nadie se debe discriminar por su origen, preferencia sexual o condición social, pero en la práctica las cosas son distintas porque hasta ahora la condición social sigue siendo motivo de discriminación, y por consecuencia también la homosexualidad. De las pocas mediciones que sobre el tema se han realizado, existen algunas que afirman que cerca del 19% de los hombres tienen inclinaciones bi u homosexuales.
Si vivimos en un régimen de libertades y derechos, no veo porque se les tenga que vedar el derecho a las parejas lésbicas u homosexuales para formar una familia. La experiencia europea no confirma la tesis de que el adoptado tendrá las mismas inclinaciones o preferencias sexuales de los adoptantes, y en todo caso también tienen el derecho de elegir. No podemos pretender una sociedad con un alto grado de avance negando derechos a la diferencia. Si queremos ser una sociedad igualitaria, tenemos que brindarles a todos las mismas oportunidades. Al tiempo.
This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.