Pareciera que la elección presidencial adelantada se está debatiendo en el Senado de la República, y lo peor de todo es que los tricolores han caído en la trampa y han sido engañados de la forma más burda. Y no es que se requiera mucho para
prever lo que vendría cuando se dio la orden al procurador en funciones para cesar al fiscal especial para delitos electorales. Quien haya tomado la decisión nunca previó que estaba otorgando a las oposiciones la oportunidad de adelantar la sucesión presidencial.
Santiago Nieto Castillo ha sido el pretexto ideal para trastocar el hasta entonces orden institucional que se había establecido en el Senado de la República, y ahora mucho tendrá que hilar Emilio Gamboa Patrón y mostrar y demostrar que lo que se dice de su capacidad es real.
Este movimiento no es cualquier cosa, pues lo que sigue es la discusión sobre la Ley de Ingresos y seguramente los alzados se ausentaran de la sesión en la que comparecerán los funcionarios del Gobierno Federal.
En cualquier circunstancia las negociaciones se tornan difíciles, y más cuando hay que presupuestar el último año del sexenio de Enrique Peña Nieto, pero esta vez lo grave es que las baterías se dirigirán hacia la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, donde despacha José Antonio Meade Kuribreña, hasta ahora el precandidato más reputado de los tricolores, y de quien se ha dicho que es el hombre idóneo y con mayores posibilidades de alcanzar el triunfo el año venidero.
Esta vez el error de cálculo pudiera convertirse en un horror para las aspiraciones del señor Meade, pero también en un infierno para el señor Emilio Gamboa de no operar de forma eficiente los procesos de negociación para evitar una catástrofe económica y electoral. Quizá cuando se tomó la decisión de retirar del escenario al fiscal especial para delitos electorales por sus excesos verbales, nunca se calcularon los costos y entregaron a las oposiciones una oportunidad de oro.
Por lo pronto la discusión del paquete económico pasará a mejores tiempos, y es el instrumento más valioso en manos de quienes entienden a la política como el exterminio del adversario, el quítate tú para ponerme yo. La guerra de extermino ha comenzado y no cesará hasta ver al adversario capitular o ceder la plaza.
Por desgracia esa es la forma de hacer y entender a la política en este país, y lo que se privilegia son los intereses de los grupos políticos y las cofradías partidistas.
Siempre hemos dicho que el mejor camino para la resolución de los problemas es la política, pero en el caso que nos ocupa los problemas son artificiales y la política por ahora no existe.
Es el todo o nada, y la crisis que pudiera propiciarse es el precio que avizoran con tal de alzarse con el poder. Por desgracia para los mexicanos no existe el interés general, y por ahora solamente valen los intereses grupales y partidistas. La lucha por el poder ha comenzado, los costos los asumiremos nosotros y, como siempre, ellos los beneficios. Al tiempo.
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