Hasta ahora pareciera que a pocos les importa lo que ocurra en torno a la elección presidencial que cada día se pone más álgida a causa de los denuestos entre candidatos y partidos, pero sobre todo por esa indiferencia que tienen y mantienen muchos de los
sectores sociales del país. El debate ha sido propuesto y dispuesto por Andrés Manuel López Obrador, pero las dinámicas de las campañas en sus adversarios tienden a modificar ese esquema después de que se dieron cuenta de que estaban cayendo en la trampa.
La habilidad del tabasqueño para diseñar la agenda de todos los candidatos a la Presidencia ha sido notoria, y pareciera que es infinito para eso de llevarlos de la mano por una discusión que se antoja perdida con antelación, o un debate estéril para mantenerlos ocupados mientras él sigue viento en popa hablándole a esos grupos de mexicanos que esperan todos los días sus indicaciones para desgastar a los adversarios con sus dicterios, y hasta a sus candidatos con la crítica habitual del de Macuspana.
La gente no se está involucrando en los problemas delincuenciales que realizan los hombres y mujeres que siguen al tabasqueño y solamente se contenta con observar. Lo previsible es que emita un voto de castigo a quien desafía el orden establecido pretendiendo llevar delincuentes a la representación popular como la anticipación de lo que sería un régimen dictatorial, en el que se necesitan personajes carentes de probidad, pero con obediencia ciega y capaz de hacer lo que se le venga en gana a quien gobierna.
Pero por la forma en cómo se están presentado las cosas, también es previsible que más adelante la percepción generalizada tenga que volver los ojos a los proyectos de país que está ofreciendo cada uno de los involucrados en la lucha electoral. Lo que no podemos perder de vista es que en la mayor parte de las elecciones no se votará por un determinado candidato, sino por un proyecto.
Ese es el camino que recorrió Venezuela, la nación sudamericana cuyos habitantes están al borde de la inanición por los excesos del populismo. Pero el señor López Obrador sigue encabezando las preferencias. La ceguera puede ser el inicio del desastre. Al tiempo.