La amenaza

sinpunto

Si de algo ha carecido este país es de una educación de calidad para todos los mexicanos. No haberla alcanzado habla del porqué de nuestra proclividad al deterioro constante de ese sistema de vida que nos hemos dado a causa de la

pérdida de valores que antaño resultaban fundamentales, pero sobre todo para los maestros que sabían transmitirlos a sus alumnos, y que formaban generaciones preparadas para alcanzar sus más caros ideales. Si de algo me puedo vanagloriar es de la excelencia de mis maestros en la primaria.

Francamente no entiendo el porqué la renuencia de los integrantes de la disidencia magisterial para convertirse en el principal motor de una enseñanza de calidad, que permita a los niños de los estados más atrasados del país contar con al menos una buena preparación básica para poder alcanzar mejores estadios de bienestar, y no convertirse en los miserables del destino al que los han condenado y confinado la incapacidad de los gobiernos estatales y federal para imponer la ley.

Si algo tienen que entender los desertores del apostolado educativo es que en este país las leyes son las que norman el comportamiento de los integrantes de la sociedad, y por lo que respecta a los gobernantes, ellos son los encargados de velar por el cumplimiento de esas leyes que nos hemos construido, para garantizar la convivencia armónica de esa sociedad hoy más que nunca agraviada por los excesos de quienes prefieren abanderar las causas de la irracional desesperanza.

Pareciera que los simples ciudadanos valemos un comino ante los intereses de los principales culpables de la pobreza y el atraso de los habitantes de Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán. Porque hasta ahora ellos siguen cobrando a pesar de que algunos llevan años sin presentarse a un salón de clases. Pero no quedan ahí las cosas, porque ante el vacío de autoridad que propicia el relevo constitucional de cada seis años en la jefatura del Estado mexicano, la CNTE vuelve a las andadas.

El líder de la Sección XXII de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, Eloy López Hernández, advirtió que si el virtual Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, incumple su promesa de echar abajo la reforma educativa, volverán a las calles a marchar. Textualmente espetó: “Seremos vigilantes de la actuación del presidente electo para que cumpla sus promesas de campaña, principalmente en lo que tiene que ver con la derogación de la Reforma Educativa”.

La pregunta que yo me hago es: ¿y cuando seremos capaces los mexicanos de exigir a nuestros gobernantes la aplicación estricta de la ley contra aquellos que todos los días atentan contra el futuro de nuestros hijos evitando que tengan una educación de calidad? ¿O es que solamente los desestabilizadores y peligrosos delincuentes miembros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación tienen el derecho de amenazar y pretender que el gobierno vaya en contra de la ley? De no aplicar la norma jurídica, Andrés Manuel López Obrador pasará al basurero de la historia. Al tiempo.