Por donde se le quiera ver, el éxodo de hombres, mujeres y niños de los países centroamericanos es una tragedia humanitaria, y tenemos que reconocer que el origen es diverso, aunque mayormente se trata de pobreza, olvido y
abandono por parte de los gobiernos de la zona. Hasta ahora los mexicanos hemos sido hartos solidarios con ellos, porque en este pueblo esa es la tradición, y también hay que señalar que no tan solo los hemos acompañado y cuidado durante todo su trayecto por las carreteras del sur y sureste, sino que les hemos suministrado albergue y alimento.
Pero también es justo decir que la mayoría proviene de países con regímenes populistas gobernados por uno que otro dictadorzuelo tropical que prefiere matar a su pueblo de hambre antes que dejar el poder pese a que lleva décadas en el. Este problema que por ahora transita por nuestro país es la muestra palpable del fracaso de las tesis dictatoriales del populismo rampante que por desgracia encuentra origen en procesos de cambios revolucionarios a causa de las dictaduras pasadas.
Para decirlo más claro, en Honduras, donde comienza la mayor parte del éxodo a causa de lo problemas de esa nación que se agudizan a partir del golpe de Estado que depuso a Manuel Zelaya. Después la derecha ganó las elecciones, y hace un año Juan Orlando Hernández se reeligió en medio de un escándalo por el supuesto fraude electoral, y pese a que la Organización de los Estados Americanos pidió que hubiera nuevas elecciones, el candidato perdedor Salvador Nasralla prefirió negociar.
Este país se ha caracterizado en los últimos años por la corrupción gubernamental, la violencia en las calles de sus principales ciudades, y la brutal pobreza. Ese es el origen del éxodo que ahora transita por nuestro país, al que se sumaron grupos de diversas nacionalidades centroamericanas que padecen las mismas carencias. Pero también hay que señalar que nosotros hemos sido bastante solidarios otorgándoles albergue, comida, ropa y cuidados médicos.
Pero también la oportunidad para que algunos alcaldes hicieran él ridículo, como fue el lamentable caso de Layda Sansores que berreaba con patética actitud pretendiendo hacer disfrutar a los centroamericanos con su detestable forma de echar a perder las canciones rancheras mexicanas. Después de todo el jolgorio, algunos grupos han comenzado su peregrinar hacia la frontera norte, otros exigieron transporte y amenazaron que si no lograban pasar a Estados Unidos se quedarían en el país a delinquir, lo que me parece detestable por todo lo que se ha hecho por ellos.
La maldita pobreza es el mal fario de las naciones subdesarrolladas, y por desgracia hasta ahora pocos han encontrado la fórmula de una equitativa distribución del ingreso. El otro problema es que los regímenes populistas en el Continente Americano han agudizado las crisis sociales, y uno de ellos, el sátrapa venezolano Nicolás Maduro, será recibido con honores por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, con lo que marca el destino que desgraciadamente tendrá su gobierno. “Dime con quién andas, y te diere quien eres” señala la sabiduría popular de este país. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.