Sin lugar a dudas el Presidente de la República le debe muchas explicaciones a los mexicanos, y aunque no esté
acostumbrado a darlas por su talante personal y en ocasiones autoritario, pareciera que está estirando demasiado la liga que une a los diversos sectores sociales con su proyecto personal y de gobierno.
Hasta ahora las explicaciones de la escasez y disminución de las gasolinas en casi todas las latitudes del país se han centrado en la lucha contra los huachicoleros, pero a decir de quienes conocen el tema, aunque es grande el robo que hacen, no amerita la suspensión total del combustible.
Por principio de cuentas hay que señalar que los presuntos contratos con Estados Unidos para el abastecimiento de gasolinas mantienen en vilo a la nación y a los sectores productivos del país, y a pesar de ello no han sido descargados los once barcos que contienen combustible en las inmediaciones de Tuxpan, en Veracruz, lo que solventaría durante algunos días la carencia de las gasolinas para mantener el ritmo de los procesos económicos en todas las latitudes del país.
Pero también hay que señalar que resulta inexplicable que no se permita la descarga de esos once buques petroleros que cobran por hora, con un costo brutalmente enorme para el país a pesar de mantenerse en alta mar, por el simple hecho de que están cumpliendo contratos contraídos con anterioridad. Hasta ahora resulta inverosímil la versión que ha propalado el presidente de la República en el sentido de que se cerraron todas las válvulas para evitar las actividades depredadoras de los huachicoleros.
Para muchos la actitud del “Gobierno Mexicano” raya en lo inverosímil porque sus integrantes se han negado a dar explicaciones coherentes acerca de la circunstancia que hemos vivido en los últimos días, y no han faltado las versiones que fantasiosas o no acentúan el temor de amplios sectores de la población en torno a la posibilidad de que se haya dejado de comprar combustible a Estados Unidos para convertirnos en clientes del gobierno bolivariano de Venezuela encabezado por Nicolas Maduro, y quien mantiene mucha cercanía con el mandatario mexicano.
Me parece que ha llegado la hora de que el propio presidente Andrés Manuel López Obrador hable con franqueza acerca de su proyecto de nación y de sus ligas con el gobierno bolivariano de Venezuela, a quien se negó a condenar a través del documento que firmaron los países pertenecientes a la Organización de los Estados Americanos, lo que ha sembrado dudas acerca de su lealtad a los países que han condenado al régimen dictatorial y militar de Nicolás Maduro, quien ahora se reeligió hasta el 2025.
De no pronunciarse el presidente mexicano en el corto plazo marcando una separación del régimen totalitario de Nicolás Maduro, algo que difícilmente aceptaría realizar a instancias de la Organización de los Estados Americanos, los mexicanos tendremos que aceptar muchas cosas de las que tanto hemos renegado acerca de lo que ocurre en la nación sudamericana.
Si la versión de que México está comprando petróleo venezolano resulta certera, será muy temprana la convulsión social que seguramente se presentará en amplios sectores de la población. El escenario que tanto temieron muchos, sigue latente.
Al tiempo.
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