La Estupidez del Superdelegado

Sin punto y coma

La estupidez es propia de quienes no saben aquilatar la importancia del ejercicio político, ese al que Jesús Reyes
Heroles se refería como “el arte de las relaciones humanas”, y complementaba señalando que “la armonía política es uno de sus más caros valores”. El viernes pasado el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, viajó a una de las partes más empobrecidas del país, la Región de la Montaña Guerrerense, y particularmente a Tlapa de Comonfort, donde se encontró con el Gobernador Héctor Astudillo.
 
 
El Gobernador Guerrerense se ha distinguido siempre por su trato afable y su intenso trabajo en favor de los hombres y mujeres de los lugares más empobrecidas de Guerrero, sin descuidar los polos turísticos que generan utilidades que benefician a todas las comunidades de los setenta y cinco municipios del estado, y cuya mayoría presenta un escenario rural. Hay que señalar que Guerrero es uno de los cuatro estados con mayor atraso social, producto de la deficiente educación básica que imparten los maestros aglutinados en la sección XXII del Sindicato Magisterial, esos que ahora son glorificados por el propio Presidente de la República..
López Obrador acudió a Tlapa de Comonfort, en la Región de la Montaña de Guerrero, uno de los lugares más empobrecidos del país, y quien se encargó de organizar el evento fue el Delegado General del Gobierno Federal, y desde luego que desde ahora el candidato del Movimiento de Regeneración Nacional a la Gubernatura, Pablo Almícar Sandoval, quien compitiera en la pasada elección contra el ahora Gobernador Héctor Astudillo, obteniendo una estrepitosa derrota, y desde luego que sí de algo aspira es a vengar esa derrota a la que considera una ofensa personal.
Pablo Almícar Sandoval visualizó que la visita del Presidente de la República era el momento de cobrar afrentas pasadas y puso manos a la obra organizando un festival de rechiflas y rechazo contra el Gobernador, y también pensó que era la oportunidad del lucimiento personal y que el Presidente de la República observara la forma en que los habitantes de La Montaña propinaban manifestaciones de rechazo al Gobernador. Con lo que nunca contó el señor Almícar Sandoval fue con la reacción del Presidente de la República, quien pidió a los asistentes respeto para Héctor Astudilo.
 
Con la decencia que lo caracteriza, y con la pulcritud de lo que tiene que ser el ejercicio político, Astudillo dio una muestra de madurez al señalar al Presidente de la República que Guerrero no será problema para su gobierno, sino siempre solución. Y la reiteró que como gobernador fue uno de los primeros en reconocer su triunfo en las urnas a la vez que le deseo el mayor de los éxitos. También pediría a través de la red social que es necesario evitar que los seguidores de Morena hagan de sus eventos un torneo de insultos y descalificaciones.
Pablo Almícar Sandoval cometió una grave equivocación al preparar una encerrona para el gobernante Guerrerense tratando de evidenciar un rechazo inexistente. Para ser Delegado General de la Federación se requiere mucha madurez y honestidad, y lo único que demostró el señor Almícar es una brutal falta de respeto a quien representa a las instituciones del Estado Libre y Soberano de Guerrero. Bien debiera pensar el Presidente de la República en seguir manteniendo el apoyo a un sujeto vil y ambicioso, que en lugar de buscar la unión de los Guerrerenses piensa que la separación lo hará el siguiente gobernante. Nunca la polarización es el mejor camino para hacer política. Ojalá lo entiendan Almícar y el propio Presidente. Al tiempo.
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