Sin lugar a dudas Andrés Manuel López Obrador es un hombre singular. Hasta
ahora ha dado muestras de ser respetuoso de los adversarios, pero también aprovecha cualquier resquicio para denostarlos. De pronto acude a su consabida frase de “amor y paz”, y en menos que canta un gallo comienza a fustigar a tirios y troyanos. También le da por prometer lo que no puede cumplir, como ha sido el caso de sus cien promesas alcanzando solamente sesenta y una, lo que quiere decir que su presunta aprobación está en la ronda del “panzaso”, o sea que solamente saco un seis de calificación en cuanto a su rendimiento como mandatario durante el primer trimestre.
El cariz totalitario aparece un día sí y otro también, porque igual fustiga a los adversarios cada vez que se le ocurre, y luego los coloca dentro del paquete de quienes se han sumado al trabajo por el país, o los acusa de pretender colocar trabas a su gobierno. Lo cierto es que esa inestabilidad que muestra por momentos le ha caracterizado siempre, y no ha tardado mucho en arremeter contra todos cuando algo no le gusta, o simplemente porque se le ocurrió amanecer con ganas de lanzar epítetos por doquier.
Durante las pasadas semanas ha intentado incidir en el comportamiento de quienes integran la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y aunque sabe que los mexicanos nos hemos dado un sistema federalista en el que el respeto de los poderes entre sí han sido la garantía de la vigencia del Pacto Federal, poco pareciera importarle al señor López porque su idea de lo que tiene que ser un gobierno va más allá de la simple conjugación del respeto de cada uno de los poderes de la Unión.
Ahora salió con que buscará reunirse con el Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Saldívar, para hablar con él acerca de los jueces que liberan a los presuntos delincuentes, pero como su palabra es “sagrada”, también advirtió que exhibirá a esos jueces “a modo” y “al servicio de la delincuencia” y que liberan a presuntos delincuentes que salen burlándose de la autoridad. Francamente no sé de cuál fumó el Presidente de la República, porque nuevamente piensa que puede hacer lo que le venga en gana con los demás poderes de la federación.
No sé dónde se quedó en su registro el respeto por la división de poderes, porque hasta ahora sigue latente el peligro de que en cualquier momento pudiera tomar desiciones unilaterales como las que han anunciado en el Congreso los más radicales representantes de la pléyade morenista. Las advertencias de Felix Salgado Macedonio acerca de desaparecer poderes en diversos estados, o desaparecer a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, son la principal muestra del talante autoritario de los que conforman esa mal llamada “cuarta transformación”.
Por lo pronto ya tuvimos otro aviso de lo que pudiera ocurrir en el corto plazo. Ha desaparecido la leyenda en los oficios de “”Sufragio Efectivo, No Reelección” que siempre se mantuvo al calce de los documentos oficiales, y eso quiere decir que lo están borrando del imaginario popular para que en cualquier momento surja una propuesta de la posible reelección de Andrés Manuel López Obrador, lo que rompería con lo que hasta ahora hemos concebido como el Sistema Político Mexicano.
A la amenaza de la desaparición de poderes, de la eliminación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ahora surge la posibilidad de modificar la Constitución para permitir la reelección. Cosas veremos aún.
Al tiempo.
This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.