Desacuerdos Presidenciales

Sin punto y coma 
AMLO ha sido uno de los mejores vendedores de esperanza de la historia
política de este país
 
Si de algo podemos estar seguros es de que Carlos Urzúa fue pieza fundamental para que Andrés Manuel López Obrador alcanzará su más preciado anhelo: alzarse con la Presidencia de la República después de mucho pulular por todos los rincones del país durante más de 15 años haciendo campaña permanente aunque haya violado cuántas leyes electorales existan sin que ninguna autoridad hiciera algo por detenerlo. Pareciera que esa circunstancia de rebeldía lo marco tanto, que hasta ahora no termina de despojarse de ese cariz autoritario que lo ha distinguido durante tanto tiempo.
 
 
No sé si en su etapa de militante tricolor haya leído a Jesus Reyes Heroles, principalmente cuando señalaba que “la política es el arte de las relaciones humanas, y la armonía política uno de sus más caros anhelos”. Y debiera volver a hacerlo, porque hasta ahora lo único que ha asomado es ese carácter impositivo y voluntarista que ha desarrollado después de su paso por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, donde mostró que tenía tamaños para seguir creciendo, a la vez que poco le importaba lo que la gente dijera acerca de su gobierno.
No sé si todavía recuerde que la marcha más numerosa que ha existido en este país, y en muchas partes del mundo, fue esa mancha de más de medio millón de personas que salieron a reclamarle su falta de resultados en materia de seguridad pública, y lo único que acertó a decir fue que los que se afanaron en organizarla y en participar eran pirruris, como siempre ha catalogado a las personas que se distinguen por su afán de alcanzar logros, aspiraciones y metas de superación personal.
Poco le importó que muchos de los convocantes lo único que reclamaban era justicia para sus familiares coco, adiós por la creciente delincuencia en la Ciudad de México. Por cierto, pareciera que ese lamentable pasado que ahora menciono lo seguirá persiguiendo durante mucho tiempo, porque hasta ahora los resultados en materia de seguridad pública son lamentables, y no se avizora que el señor Alfonso Durazo tenga la capacidad de revertir la circunstancia de que hasta ahora este gobierno sea el mas ineficiente de los últimos cuatro sexenios en materia de combate a la criminalidad.
Carlos Urzúa confesó su desacuerdo con algunos proyectos de la Cuarta Transfomación, pero insistente como siempre por tener toda la razón en todos los casos que se refieran a sus decisiones, Andrés Manuel López Obrador señaló que no comprende la sorpresa del ex titular de Hacienda, por la realización de proyectos que comprometió durante 3 campañas presidenciales. Claro está que la viabilidad de los proyectos es lo que menos le importa, sino mantener viva la esperanza en ciertos sectores poblacionales.
 
Andrés Manuel López Obrador ha sido uno de los mejores vendedores de esperanza de la historia política de este país, aunque el cumplimiento de muchas de ellas no sea posible. De lo que se trata, aunque se mienta, es despertar esa esperanza que lo llevó al triunfo en la pasada elección presidencial, ya después se estructurará el razonamiento para justificar el porque de la postergación de esas obras. Así funciona el ejercicio del poder, pero como dicen por ahí, el ofrecer no empobrece, el cumplir es lo difícil.