Sin lugar a dudas las cosas no van bien en el país. Y no se trata de algo en
que tengamos que ver los simples mexicanos que azorados observamos la carencia de oficio y de conocimiento de la cosa pública de este país, que cada día s complica más a causa de los yerros y desatinos de los pócima les actores de la mal llamada Cuarta Transformación. Las Cámaras de Senadores y diputados caminan en sentido inverso a causa de diagnósticos equivocados y falta de conocimiento en la toma de decisiones.
Hace mucho importa que en este país no se observaban las brutales deficiencias que ahora tenemos. Es más, creo que nunca como ahora las cosas habrían estado al borde del colapso por falta de conocimiento de los asuntos públicos y la forma en que se lleva una administración. Ya no hablemos de experiencia, porque esa al final del día se obtiene a fuerza de observar meticulosamente la forma en que se desarrollan los acontecimientos en el sector público, pero cuando el conocimiento es inexistente, la crisis está a la vuelta de la esquina.
No podemos dejar de señalar que hasta ahora las cosas no marchan bien en el gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador, y es que la mayor parte de los responsables de conducir las dependencias del organigrama operativo Federal son improvisados porque se dieron el lujo de separar a quienes durante tanto tiempo se encargaron de poner en práctica la operación de las oficinas públicas. Para decirlo de otro modo, la insidia y el odio sembrado durante tanto tiempo en que se habló del mal funcionamiento de las dependencias del gobierno federal, nunca les permitió prepararse para lograr una alternancia exitosa.
La improvisación y un enorme caudal de ocurrencias fueron la identidad de Andrés Manuel López Obrador durante su etapa de opositor. El más claro ejemplo de estupidez la dio cuando lanzó un anuncio en el que señalaba de que no se necesita mucha ciencia para abrir un pozo petrolero, que solamente era cuestión de cavar y cavar hasta que brote el llamado “oro negro”. Así de simple lo ejemplificó, lo que habla de su infinita ignorancia no tan solo cuando se trata de encabezar proyectos productivos, ahora tiene que lamentar la caída de la producción petrolera del país y por consecuencia menos dinero para el gasto público.
Donde quedo su infinita mendicidad cuando hablaba mal de los gobernantes que no alcanzaban al menos el dos por ciento de crecimiento anual, cuando la proyección en su gobierno señala que pudiera resultar regresiva, es decir sin crecimiento y enormes pérdidas económicas con lo que la pobreza incrementaría en diversas partes del país. ¿De cuando acá el nulo crecimiento es mejor que crecer 2 o 3%? ¿Acaso piensa que los mexicanos somos estúpidos?
Lo más graves es que Bank Of America-Mereill Lynch estima que México ya entró en una etapa de recesión, es más, un integrante de la Junta de Gobierno del Banco de México indicó que “los datos de crecimiento de los últimos dos trimestres y los indicadores coincidente y adelantado de la economía sugieren ya una posible recesión”. Bien dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver, y al parecer el señor Presidente de la República no ve más allá de sus narices. Pobre México.
Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.