Dicen los especialistas del fenómeno político que algunas veces conviene hacer un alto en
el camino para otorgarse la posibilidad de evaluar los logros, pero quizá más importante es realizar una revisión puntual de los fracasos, porque estos son los mayores escollos que se presentan a lo largo de una gestión administrativa. Pero también quienes saben de administración pública recomiendan evaluaciones constantes para determinar avances e identificar las oportunidades de reorganización de los equipos de trabajo.
Hasta ahora las cosas no le han salido bien al Presidente Andrés Manuel López Obrador, y lo deseable es que le vaya bien, pero al parecer no es lo que él quiere o lo que pretende, porque la mayor parte de sus funcionarios de primer nivel tienen graves problemas de credibilidad, de corrupción, de ineficiencia y lo que es peor, de credibilidad entre los mexicanos, y aunque no lo quieran reconocer, eso afecta considerablemente la armonía y la marcha de los grupos de poder.
El principal problema del Presidente de la Republica es Andrés Manuel López Obrador, porque hasta ahora el primero no entiende que el segundo tiene que dejar de lado su papel de activista y colocarse al frente de los graves problemas que enfrentan los mexicanos y que quien los tiene que resolver en la mayor parte de las veces es el gobierno, ese que hasta ahora se ha mostrado ausente, porque una cosa es impartir misa en las sesiones mañaneras de Palacio Nacional, y otra gobernar un país de más de ciento veinte millones de mexicanos.
Y hacer gobierno, o gobernar como dicen algunos, implica asumir la responsabilidad de conducir el destino de los hombres y mujeres de todos los confines del país, colocando en la primera línea el bienestar de los mexicanos, y la estabilidad en materia económica para que todos tengamos la oportunidad de obtener un trabajo bien remunerado, y podamos de esta forma ofrecer mejores condiciones a esa sociedad que hasta ahora observa impávida el daño que les ha causado el desorden político y administrativo que ha provocado la llamada 4T.
Y no se trata de lanzar culpas, sino de señalar puntualmente como se está presentando el fenómeno político con Andrés Manuel López Obrador a la cabeza, y quien sigue apabullando los posibles brotes de insurgencia liderado por las oposiciones. En un país donde los equilibrios políticos regresaron a los tiempos en que los tricolores tenían mayoría absoluta, las decisiones de quién ahora encabeza el gobierno se parecen mucho a los tiempos que tanto criticaron.
Quizá el señor López Obrador no sabe hacer gobierno de otra forma porque incluso cuando fue Jefe de Gobierno lo hizo como siempre lo hicieron los tricolores.
Creo que ha llegado la hora de que el Presidente de la Republica haga un alto en el camino para evaluar los resultados de sus decisiones y determinar el rumbo que debió comenzar a recorrer hace poco más de un año. Hasta ahora lo único que se puede visualizar es que el fracaso está a la vuelta de la esquina, y que no es lo mismo “andar de hocicón” que hacer gobierno.
El Presidente de la Republica tiene como enemigo principal a Andrés Manuel López Obrador. Así de simple. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.