Sin lugar a dudas el Presidente de la Republica esta enfrentando un brutal extravío que lo tiene y mantiene
con un alto grado de preocupación a causa de la catástrofe financiera que se avecina en el país, y que causará mucha mayor pobreza en los deciles poblacionales más desprotegidos y alejados de los mínimos de bienestar. Y eso quiere decir que para desgracia suya, por el bien de todos debiera dejar de inventar programas y gastar de forma estúpida el dinero que los mexicanos aportamos para el sostenimiento del aparato burocrático del Estado.
El señor Presidente debiera entender que el dinero que obtiene el Gobierno Federal no es de su propiedad, y no es ético disponer de él para incrementar su presunta base de simpatizantes a cambio de las dádivas que asigna de forma discrecional. Pero también debiera entender que pese a esas redes de beneficiarios de los programas sociales, la gente ya aquilató que una cosa son los apoyos, y otra el mal gobierno, y hasta ahora el declive ha causado una gran preocupación entre los principales mandos del Movimiento de Regeneración Nacional.
Más de la mitad de los mexicanos, y para ser precisos en los números, el cincuenta y cuatro por ciento reprueba las decisiones que ha tomado el Presidente de la Republica en torno a las asignaciones presupuestales. Y lo previsible es que siga disminuyendo esa popularidad que hasta ahora le ha importado mucho, porque la gente sabe que no es lo mismo vociferar en las calles acusando a los demás de los males del país, que conducir el Gobierno Federal y cumplir lo que tanto prometió en campaña.
Por lo pronto la disminución de su popularidad lo tiene y mantiene muy preocupado, porque ya los desafectos representan un poco más de cincuenta y cuatro por ciento, es decir, que ya no tiene esa mayoría que le permitió hacer y deshacer desde el Congreso, y puede tener la seguridad de que la siguiente elección pudiera convertirse en un Presidente de la Republica sin mayoría, lo que lo obligará a hacer política con todos los partidos políticos del país.
Pero déjeme decirle que no se descarta que se conforme un frente mayoritario que terminaría de una vez por todas con su sexenio, porque al intentar paliar la crisis que se avecina, los últimos tres años de su mandato pudieran convertirse en un infierno y tendría que aceptar los excesos de las oposiciones de la misma forma en que lo hicieron los morenistas cuando abuchearon a Enrique Peña Nieto, quien tuvo que aguantar estoicamente todos los excesos que cometían en su contra.
Por eso señalaba Jesús Reyes Heroles que la política es el arte de las relaciones humanas, y la armonía política uno de sus más caros anhelos. Lo que menos ha hecho Andrés Manuel López Obrador es política, y son muchos los que aspiran a cobrar esas facturas que dejó pendientes durante todo su peregrinar por todos los rincones del país. Fueron muchos a los que ofendió, y entre ellos varias mujeres a las que incluso les falto al respeto. Y como dicen por ahí, la que se lleva se aguanta, porque aquella que lanzaba “"caracolitos” a los demás, tampoco saldrá indemne de la lucha política. Al tiempo.
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