Si alguna vez existió la esperanza de que las cosas le salieran bien a Andrés Manuel López
Obrador, él mismo se encargó de tirarla por la borda por su empecinamiento de etiquetar a todos como corruptos, de lanzar amenazas lo mismo a empresarios que a líderes sociales y partidistas, y negarse a escuchar consejos o simplemente de que le expliquen las cosas antes de tomar decisiones. Tan grandes han sido los fantasmas imaginarios que tiene por adversarios, que ahora le quitan el sueño y los delirios suplen a la realidad.
Un solo ejemplo de esa irrealidad en la que vive el inquilino de Palacio Nacional la muestra el hecho de haber reclamado a los presuntos dueños o empresarios de las redes sociales para que hicieran declaraciones hacendarias y por consecuencia el pago de los impuestos correspondientes. Lo único que obtuvo fue un miserable y crudo mensaje que señalaba que después de haber hecho un análisis de su cuenta Twitter, de los seis millones de seguidores que aproximadamente tiene, cuatro millones no son reales, o como se dice en el argot de las redes, son Bots. Vaya con el ridículo de su “"valiente honestidad”.
Porfirio Muñoz Ledo, que cuenta con ochenta y dos años de edad, y uno de los hombres más inteligentes y brillantes que ha dado la historia política de este país, decidió unirse a la causa de Andrés Manuel López Obrador porque según confió a este periodista durante los dos años en que en Radio Capital realizamos semanalmente el análisis de lo que tenía que ser la Reforma Política de la Ciudad de México, era la oportunidad de lograr ese cambio al que tanto aspiró, y al que se negaron sus correligionarios tricolores.
Ahora ha tenido que soportar la decepción por las ansias destructivas y rupturistas de los miembros del Movimiento de Regeneración Nacional, pero sobre todo, por el discurso de doble cara que ha utilizado el Presidente de la Republica para engañar a los mexicanos asumiéndose como un demócrata cuando sus actos indican que camina en dirección a la autocracia, es decir, a la instauración de una dictadura en la frontera con uno de los países más beligerantes del mundo, y cuya clase política se considera con el derecho de regir los destinos de los países del hemisferio.
Porfirio a su edad sigue siendo un hombre valiente y por consecuencia contestatario. Quienes lo conocemos y hemos tratado con el, sabemos que en las ultimas semanas lo ha invadido un gran sentimiento de decepción. Insisto, sigue siendo uno de los hombres que mejor que nadie conoce las entrañas del Sistema Político Mexicano, porque le ha tocado participar en la mayor parte de las adecuaciones legales de su modernización. Su entrega al proyecto de López Obrador fue plena y total, pero lo decepcionaron los excesos imperialistas del tabasqueño.
Lo mismo que a Porfirio Alejandro Muñoz Ledo y Lazo de la Vega, le ha ocurrido a un considerable número de hombres y mujer que votaron por él tabasqueño, y el problema radica en que si le siguen saliendo mal las cosas más radicalismo utilizará para imponer su empobrecida concepción del Modelo bolivarianista después de observar los fracasos de los gobiernos insertados en esa ala en el Cono Sur. Andrés Manuel López Obrador no tiene otro proyecto, y no va a querer regresar al Modelo tradicionalista, por lo que su empecinamiento será mayor cada día, aunque tenga que derramar sangre para imponer su pretendida dictadura. Al tiempo.
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