En momentos de agobio es cuando la sociedad se vuelve más sensible y se coloca como el gran juzgador en torno a las decisiones que toman los gobernantes. Pero también hay que señalar que ninguna circunstancia es igual a la otra porque los momentos tienen su propia característica y los involucrados su forma de visualizar las opciones en la toma de decisiones, pero los problemas en los gobiernos siempre coinciden porque los intereses grupales se colocan por encima de los intereses de los ciudadanos. Para decirlo de manera más rotunda, a los gobernantes poco les importan los ciudadanos, ya que por encima de todo está el proyecto personal o de grupo.
Andrés Manuel López Obrador ha sido un especialista en eso de colocar el interés personal por encima de cualquier cosa, y aunque diga lo contrario, sus decisiones y sus deliberaciones públicas han mostrado que siempre camina en el mismo sentido, y lo justifica con la cantaleta de que lo hace por la gente, y que los adversarios o los neoliberales son quienes pretenden colocar Valladares a su proyecto de gobierno. Lo he señalado muchas veces, es el político más mentiroso que ha existido en la historia de este país, y haciendo un balance, no existe nadie que se le pueda igualar.
Para entender cómo funciona la estrategia de Andrés Manuel López Obrador, no hay mas que acudir a los manuales escritos por Hugo Chávez. El problema es que hasta ahora las cosas no le están saliendo bien, y pronto tendrá que rendir cuentas de sus yerros o asumir el escarnio social con todo y el desgaste que esto implica. De ahí su persistencia de cambiar el sistema de mediciones en torno a lo que hasta ahora hemos denominado el Producto Interno Bruto, al que quiere cambiar por “Bienstar”, además de otras denominaciones que se utilizan en el ámbito internacional.
Y la razón no es otra más que la tremenda caída que están sufriendo los indicadores nacionales que han sido ratificados por los organismos financieros internacionales. Hace unas semanas intento vulnerar la autonomía que hasta ahora le hemos resguardado los mexicanos al Banco de México, pero se encontró con un Consejo integrado por verdaderos patriotas y no los temerosos funcionarios de los órganos autónomos que han cedido a sus presiones por temor o conveniencia.
El problema que tiene el Presidente de la Republica es que los indicadores nacionales y extranjeros han comenzado a encender las luces de alerta en torno al inicio de la debacle económica de su gobierno, y lo peor es que hasta ahora el no cuenta con alguien que entienda cómo funcionan los procesos de la economía en los mercados internacionales. Para decirlo más claro, Andrés Manuel es un Zoon Politikon, pero lo que adquirió fue la calidad de “fosil” porque fueron catorce años los que estuvo matriculado en la Facultad de Economía de la UNAM para sacar adelante su carrera. Ojalá tenga la oportunidad de buscar consejo con especialistas acerca de previsiones económicas del momento, porque ya cayeron cuarenta y un por ciento las exportaciones, y treinta y un por ciento las importaciones solamente en abril. La inversión extranjera cayó veinte por ciento.
La Construcción cayó en marzo diecisiete por ciento, los ingresos públicos caen doce por ciento en Mayo, las ventas de Pemex caen cuarenta por ciento, y en el exterior setenta y tres por ciento. Ojalá que no haya pasado de noche o comprado sus calificaciones en esos dieciséis años que se tardó en cursar la carrera de Economia en la UNAM, porque de acuerdo al Banco de México, la Economía Nacional podría caer hasta un menos 8.8 por ciento en este dos mil veinte, lo que seguramente se convertiría en una catástrofe de proporciones inimaginables. Al paso que va el señor López Obrador, estamos muy cerca de la circunstancia venezolana. Sin lugar a dudas, el dos de Julio del 2018 los mexicanos dimos un salto al vacío. Al tiempo.
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