No Señor Presidente

No Señor Presidente, está usted equivocado, muy equivocado. Déjeme decirle que el termino

 “neoliberalismo” fue acuñado por el sociólogo y economista Rüstow buscando edificar una nueva doctrina diferenciada al Liberalismo, pero no fue aceptada por los especialistas y los estudiosos del fenómeno político y económico porque se basaba en las ideas del fascismo. También distorsiona usted el sentido del liberalismo, doctrina económica política que limita la intervención del Estado en asuntos jurídicos y económicos.

Por lo que hemos podido observar señor Presidente, tampoco tiene usted ideas propias, porque simplemente esta siguiendo el mismo librito que impusieron o aconsejaron los tiranos recientes en la parte sur del Continente. Vaya, creo que algunas veces ni siquiera medita en los efectos que está propiciando con el empobrecimiento de las clases populares del país que hasta ahora han sido las generadoras de nuestra riqueza con su trabajo “fecundo y creador” como lo señalara Jesús Reyes Heroles, quizá uno de los más grandes pensadores políticos del siglo pasado, a quien debiera usted consultar de vez en cuando para no decir tantas barbaridades.

También distorsiona usted el concepto de Liberalismo, cuyos principios básicos son el derecho a la vida, a la libertad, a la igualdad ante la ley y el derecho a la propiedad privada. El liberalismo mantiene el respeto de las instituciones que son las que armonizan a una sociedad como la nuestra, esa armonización que usted busca destruir confrontando con una presunta y equivocada lucha clasista en la que el mejor ejemplo son los jugosos negocios que se siguen realizando en las más altas esferas del poder, como lo acostumbran usted, sus hijos, y quienes lo acompañan en su gestión.

Habra que decirle que el liberalismo no tan solo es una teoría económica, también una filosofía política que busca el establecimiento de reglas para la viabilidad y coexistencia de nuestra sociedad salvaguardando los derechos de los individuos y la libre competencia. Para decirlo más claro, el liberalismo propone a la libertad de asociación y cooperación como la forma de alcanzar fines comunes, y hacer responsable de su vida al individuo para evitar el asistencialismo, ese que usted utiliza con la finalidad de encarcelar y sujetar a los mexicanos en las dádivas oficiales para que dependan de las limosnas que entregan los gobiernos populistas como los del sur del Continente.

El derecho a la vida, a la libertad, a la propiedad privada, y la igualdad ante la ley, también son principios del liberalismo, esos que ahora usted violenta aunque sean derechos “inalienables”, y por si no conoce el término porque su formación académica fue desastrosa en su quince años matriculado en la Universidad Nacional Autónoma de México, eso quiere decir que no se pueden enajenar, transformar, vender, o simplemente utilizar para sus fines personales. Y por si tampoco lo sabe, el liberalismo ha sacado de la pobreza a cerca de mil millones de personas en América Latina, mientras el comunismo, ese que usted piensa implantar en este país con el disfraz del liberalismo, ha victimado a más de ciento cincuenta millones de personas.

Para decirlo mas claro Señor Presidente, los mexicanos no somos tontos como usted lo piensa, y esa caterva de ladrones que lo acompañan en la empresa de implantar el “comunismo chavista” en nuestro país son una bola de facinerosos que durante su vida política han utilizado a las instituciones, al igual que muchos otros, para hacerse de grandes capitales. Usted mismo ha participado en ello, y se lo vuelvo a repetir, su primer gran golpe económico fueron los cuatrocientos cinco millones que por encargo de Manuel Camacho Solís le entregó Marcelo Ebrard cuando levantó el plantón de los barrenderos de Villahermosa, a quienes por cierto los dejo en las mismas. Ni que decir cuando el hurto de treinta y cuatro mil millones de pesos de la Línea 12 del Metro le dio la oportunidad de comprar la Presidencia de la Republica gastando diez millones de pesos por día durante seis años. La historia nos juzgará. Al tiempo.

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