Sin pudor alguno la denominada #4T ha optado por acelerar sus pretensiones de establecer una
dictadura en el país. La muestra de lo que son capaces de hacer la está dando la Jefa De Gobierno, Claudia Sheimbaun, quien giró la instrucción a los Diputados del Congreso de la CDMX para la elaboración de una iniciativa para reformar la ley de Austeridad, Transparencia en Remuneraciones, Prestaciones y Ejercicio de Recursos, con la finalidad de quitarle al Poder Legislativo la facultad de revisión y observación al Presupuesto de la Capital del país.
De llevarlo a cabo, esto significaría un asalto a los poderes legalmente establecidos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Para decirlo más claro, la concentración del poder estaría violentando no tan solo nuestra vocación republicana, porque el siguiente paso será el establecimiento de la dictadura. Lo que están buscando en realidad es comenzar el desmantelamiento de nuestra vocación democrática para construir un estado totalitario en el que los simples ciudadanos no contemos siquiera con representantes que velen por los intereses comunitarios y someternos a los designios personales de quienes por ahora encabezan la gestión gubernamental.
Pero también es un atentado a la División de Poderes que como principio fundamental de nuestra formación como país nos ha otorgado viabilidad y garantizado nuestra convivencia gozando de los derechos y obligaciones contenidos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. El cinismo con que lo hacen responde a la estrategia de aprovechar la mayoría del Movimiento de Regeneración Nacional en el Congreso General y en el de la Ciudad de México, para afianzar la desaparición de controles y la capacidad de revisión antes de la elección intermedia.
En hecho de que la Ciudad de México este pasando por una de las etapas en que la improvisación, el hurto, los negocios al amparo del poder, y las asignaciones directas es el principal indicativo del rumbo que han decidido tomar quienes desde el poder muestran ahora el rostro del autoritarismo. Claudia Sheimbaun es por ahora el alfil de la tiranía en ciernes que ha estado edificando Andrés Manuel López Obrador, porque de prosperar una propuesta legislativa de ese tipo, rompiendo los equilibrios que hasta ahora hemos detentado, podemos decir adiós a la división de poderes.
Y hay que decirlo con todas sus letras, en un esquema de gobierno como el que ha instaurado Andrés Manuel López Obrador, la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México no es más que una simple pieza gerencial que estará dispuesta a satisfacer las ansias dictatoriales del tabasqueño, porque en ello le va la viabilidad de mantenerse como una de las principales artífices del cambio planeado y planificado desde las más recónditas ansias dictatoriales de quien decidió sumarse al bloque de gobiernos populistas, esos que tienen como principal premisa el empobrecimiento de los gobernados para someterlos a las dádivas gubernamentales.
Para decirlo más claro, la estrategia del establecimiento del dominio del Pueblo de México a través del hambre sigue viento en popa, sin que hasta ahora haya mayores contrapesos que una sociedad demandante pero desorganizada como la nuestra, cuyos principales miembros han venido atestiguando que con el pretexto de ahorrar recursos, los equilibrios gubernamentales, y los que garantizaban la participación de la misma sociedad, están desapareciendo ante la decisión inmediata de acelerar los trabajos par el establecimiento de la dictadura bolivariana. Así de simple. ¿Lo permitiremos? Al tiempo.
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