El temor que existe en la mayoría de los mexicanos es que Andrés Manuel López Obrador nos lleve hacia el populismo, después al socialismo, y posteriormente hacia el comunismo. Así de simple el razonamiento de muchos hombres y mujeres que han comenzado a visualizar el desastre que se puede propiciar de no haber un dique de las oposiciones a las aspiraciones presidenciales.
Hace poco más de sesenta años Nikita Khrushchev dijo que “los occidentales son tan crédulos que no aceptarán el comunismo directamente, pero seguiremos alimentándoles con pequeñas dosis de socialismo hasta que finalmente despertaran y descubrirán que ya tienen comunismo para siempre”.
“No tendremos que pelear con ustedes, debilitaremos tanto su economía hasta que caigan como fruta madura en nuestras manos. Los hijos de tus hijos vivirán bajo el comunismo. Ustedes los occidentales son tan crédulos que no aceptarán el comunismo directamente pero seguiremos alimentándoles con pequeñas dosis de socialismo hasta que finalmente despertarán y descubrirán que ya tienen comunismo para siempre. No tendremos que pelear con ustedes. Debilitaremos tanto su economía hasta que caigan como fruta madura en nuestras manos. La democracia dejara de existir cuando les quiten a los que están dispuestos a trabajar y se lo den a aquellos que no”.
La pregunta es: ¿Cómo se crea un estado socialista?, profundizando los controles por parte del Estado, y existen diversos mecanismos que hasta ahora ha venido ensayando Andrés Manuel López Obrador como es el caso de la atención médica, porque es una forma de ejercer el control de los ciudadanos. Otra vertiente es el incremento de la pobreza, porque los menesterosos son el segmento más fácil de controlar y se conformarán si se les entregan los elementos necesarios para la subsistencia.
El aumento de la deuda a un nivel insostenible es el otro camino para incrementar los impuestos, lo que tendrá como consecuencia una mayor producción de la pobreza. Otro ejercicio que se ha realizado en los gobiernos totalitarios es el control riguroso de las armas con la finalidad de eliminar la capacidad de defensa y la implantación de un Estado Policial. La tan cacareada palabra “Bienestar”, que tanto utiliza el Presidente de la Republica, no es otra cosa que una manera de controlar los alimentos, la vivienda y el ingreso. Y eso significa dependencia, porque los mexicanos estaremos dependiendo directamente de las bondades gubernamentales.
Otro pilar fundamental es el control de los medios de comunicación, de las casas editoras, porque de lo que se trata es de que los procesos educativos enseñen lo que quiere el Estado que los educandos aprendan. El aleccionamiento será rígido y dejará de existir la libertad de expresión, y la siguiente etapa será la promoción de la “"Lucha de Clases” con la finalidad de propiciar el encono de los pobres contra los ricos, y tendrá como consecuencia una mayor facilidad por parte del Estado para imponer altas tarifas impositivas a los grandes capitales, quienes buscarán mejores mercados en otros países.
No nos hagamos tontos, solamente hay que echar un vistazo a lo que está ocurriendo en otros países del Continente. No podemos seguir con la venda en los ojos, lo que está en juego es nuestro sistema de libertades y nuestras aspiraciones personales y colectivas. La crisis económica que viene es un hecho planeado que conviene a las aspiraciones de los principales líderes de la mal llamada Cuarta Transformación, para implantar un socialismo rampante en que los controles por parte del Estado serán violentos para los opositores. Pero hay algo que vale la pena, ese México que hemos construido con todos sus defectos, pero es el México de nosotros y no el México de Andrés Manuel López Obrador. Así de simple. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en el periodismo.