Sin lugar a dudas está acostumbrado a dar el golpe y a esconder la mano. Así ha sido toda su vida, siempre colocando a los demás por delante para que no le toque sufrir los daños. Lo cierto es que la mayor parte de su base social darían lo que fuere por protegerlo, por defenderlo, por enfrentar
y confrontar a los demás porque creen ciegamente en lo que les dice a cambio de apoyos sociales que en nada palian su miseria, pero también hay que decir que para los desprotegidos significa quizá la única muestra de solidaridad que reciben para soportar los agobios de su lamentable realidad.
Lo cierto de todo es que el Presidente de la República no está realizando un proyecto de gobierno en el que se incluyan a todos los mexicanos, porque su plan político y social es selectivo, no le interesan los sectores que se integran lo que conocemos como la ““Clase Media”, porque en su amplia mayoría no votaron por el y no lo harán mientras sigan manteniendo esa independencia económica que los sitúa en el medio de la opulencia y la pobreza, de ahí que ese mercado haya sido excluido de cualquier programa en su gobierno.
El Presidente de la República tiene muy buen identificado su principal objetivo, es decir, mantener a toda costa ese segmento poblacional que lo llevó al poder. Y podemos tener la seguridad de que seguirá dedicándose a ensanchar esa banda cuando las reminiscencias de la disminuida clase media tenga que buscar los apoyos gubernamentales para no caer en la indigencia. Ese es el verdadero proyecto, empobrecer para comprar voluntades en el corto plazo, de ahí la expresión de que “la pandemia nos vino como anillo al dedo”, que lo retrató en su exacta dimensión.
El problema es que no habrá dinero que le alcance, de ahí que haya acudido al Banco Mundial que hasta ahora le ha otorgado a este país los cinco créditos que ha solicitado el gobierno de Mexico en los primeros dieciocho meses de la administración de Andres Manuel López Obrador. La cantidad hasta ahora oscila en dos mil ciento treinta millones de dólares en cinco líneas de crédito. Realizando un comparativo con la administración de Enrique Peña Nieto, el endeudamiento total en su sexenio ascendió a la cantidad de dos mil trescientos treinta y un millones de dólares en doce líneas de crédito.
Pero también hay que aceptar que el utilizamiento del ““Efecto del Desvalido” ha sido un recurso para evitar el derrumbe de su popularidad a causa del desastroso manejo de la pandemia del coronavirus. El problema es que el Presidente de la República convive con muchas personas, y entre ellas su hijos, su esposa, y los hombres y mujeres de su entrono cercano, y hasta ahora no nos hemos enterados de que alguno de ellos haya sido tocado por la pandemia, y mucho menos los integrantes del Estado Mayor Presidencial.
Colocarse en el papel de víctima de la pandemia le significa que sus principales bases sociales comiencen a percibirlo como un hombre de carne y hueso que por trabajar arduamente para la felicidad de los mexicanos ha tenido que padecer los horrores de una enfermedad que ha matado a cerca de cuatrocientos mil mexicanos según datos de organizaciones sociales, y que no tienen nada que ver con los conteos oficiales. Ese es el contraste que quiso y provocó en muchos segmentos de la población de todo el país, y poco le importa que muchos no le creamos. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en el periodismo.