Una vez más el Presidente de la República, Andres Manuel López Obrador, ha puesto en riesgo la estabilidad administrativa del país. Empecinado en que su planteamiento de Reforma Eléctrica se
imponga a como dé lugar, ha dado muestras de su talante autoritario aunque el mismo señale que el juez Juán Pablo Gómez Fierro ha concedido un amparo improcedente porque su visión de lo que tiene que ser la nueva realidad de la industria eléctrica no es más que otro de sus desplantes impositivos que realiza cotidianamente como si fuera el poseedor de la razón absoluta y dueño de la voluntad del país.
Por lo pronto señaló que no puede ni debe haber intocables refiriéndose a la decisión del juzgador, sin detenerse a pensar que su obligación como mandatario es respetar y hacer respetar esa Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que juro cumplir y hacer cumplir cuando se presentó ante el Congreso de la Unión para realizar su toma de protesta como Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, y que se ha dedicado a violar cuantas veces se le ocurre porque su personalísima voluntad y sus constantes ocurrencias deben estar por encima de cualquier ordenamiento legal.
Con una brutal falta de respeto para uno de los Poderes de la Federación, que por fortuna no ha podido someter a sus designios personales, ha mostrado su talante autoritario y su vocación por el berrinche cuando no puede imponer su voluntad aunque este violando el Estado de Derecho que nos hemos dado los mexicanos para garantizar nuestra cohabitación en una nación pluriétnica y pluricultural, que hasta ahora hemos resguardado como condición indispensable de nuestra viabilidad como nación independiente.
Hasta ahora no ha dado muestras de tener un razonamiento sólido para debatir en defensa de su pretendida Reforma Constitucional, que aunque no lo quiera aceptar vulnera los derechos adquiridos de muchos mexicanos que han arriesgado su dinero invirtiendo en el campo de las energías limpias. Su argumento de que se llenaron los cerros y las montañas de diversas partes del país con hélices no es más que un recurso retórico con el que busca justificar sus arbitrarias decisiones deshaciendo proyectos exitosos que no dañan el medio ambiente.
Su empecinamiento por regresar al pasado no es otra cosa que la manifestación plena de que sigue viviendo en un mundo distinto al que hemos construido, y que hará lo que sea con tan de realizar su ideal de construir una sociedad empobrecida para mantener a la mayor parte de los mexicanos en el ostracismo económico y dependiendo de sus miserable dádivas que ni siquiera les alcanzaran para un mínimo de bienestar alimenticio. Ese es el negro futuro que está intentando construir, y hasta ahora la única esperanza para evitarlo se centra en un movimiento social llamado FRENA, porque los partidos políticos han desaparecido.
Negro panorama se cierne sobre este país, que de ser un nicho de oportunidades por la cantidad de los recursos naturales que detenta, lo ha convertido en un paraje en el que su mayor aspiración es que los mexicanos seamos solamente una serie de números a los que se les tiene que dictar lo que deben hacer a cambio de tener la oportunidad de contar con alimento en suficiencia para su familia. Así funcionan las dictadoras populistas, y nadie en este país está haciendo algo para detener el desastre que se avecina. Por lo pronto ya advirtió al Poder Judicial que no debe haber intocables, más que los "honorables" miembros de la 4T. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en el periodismo.