Alguna vez el ideólogo tricolor Jesus Reyes Heroles señaló que ““La Politica es el arte de las relaciones humanas, y la Armonía Política, uno de sus más caros valores”. Ojalá la entendieran muchos de los que hasta ahora han venido atentando contra el sistema político mexicano surgido de las luchas que se
libraron en la etapa conocida como ““La Revolución Mexicana”. Y me refiero al señor Presidente de la República, que con la abrumadora mayoría que alcanzó el Movimiento de Regeneración Nacional en la elección presidencial de hace tres años obteniendo una mayoría absoluta a través de diversas negociaciones, le dio por intentar la implantación de un régimen hegemónico en el que el poder presidencial regresara a los tiempos del “Porfiriato”.
Por fortuna las oposiciones supieron hacer su trabajo, y esto quiere decir que durante los últimos tres años establecieron un dique a las pretensiones de Andrés Manuel López Obrador de avasallar a los Poderes de la Unión para hacer lo que le viniera en gana con el México que durante muchos años hemos construido, y que seguiremos construyendo a pesar de los avatares propios del ejercicio del poder, porque la mayor parte de los mexicanos determinaron que la pluralidad es el mejor camino para seguir fortaleciendo los cimientos de nuestro sistema democrático.
Pero también hay que aceptar que el Presidente ha sido el principal propagandista del establecimiento de un régimen de índole populista, y que hasta ahora ha intentado caminar hacia ese absolutismo que se ha vuelto práctica común en Sudamérica. Esto ha sido evitado por el momento por la conciencia popular que si bien aceptó y celebró su llegada al poder, ahora ha sabido a través del voto popular, impedir lo que tanto se dijo acerca de las pretensiones de establecer un régimen populista similar al que destrozó a Venezuela, y que hasta ahora antes que procurar el bienestar tiene como finalidad inmediata el empobrecimiento de los pueblos para dominarlos por la vía de las dádivas necesarias para la subsistencia.
Pese a las alianzas que el Movimiento de Regeneración Nacional Nacional intentó impulsar para obtener una mayoría parlamentaria, los mexicanos decidieron otorgarle la confianza a los partidos tradicionales para evitar que una fuerza hegemónica determinara nuestro destino. Pero también hay que señalar que no estamos exentos de una nueva intentona para continuar desmantelando el entramado constitucional y otorgarle mayores atribuciones al Presidente de la República, lo que nos situaría en la antesala de la dictadura.
El Movimiento de Regeneración Nacional Nacional como fuerza política, ha sido sometido a una brutal mengua en su representación popular, pero no es descartable que los líderes de los partidos de la oposición cedan a las tentaciones de la riqueza mal habida, porque si de algo podemos acusar al Presidente de la República es de disponer a su arbitrio de los recursos monetarios de este país. Ahí está y seguirá vigente el empecinamiento por alcanzar la compra de conciencias para enderezar el rumbo de lo que hasta ahora ha sido una dolorosa derrota. Los mexicanos esperamos que los líderes partidistas se alejen de la tentación dictatorial que hasta ahora ha mantenido el señor Lopez Obrador.
Mexico no es Venezuela, ni Brasil, y desde luego que se parece a las naciones del Continente porque nos une el origen de la raza de cobre, pero nos diferencia la historia. Ojalá el Presidente de la República entienda que la política es el arte de las relaciones humanas, y que la armonía política es uno de sus más caros anhelos. Si quiere ser registrado por la historia como un mandatario democrático, que muchas veces lo ha dicho y lo ha reiterado, deberá mantener la calma y aceptar que solamente haciendo política es como los mexicanos lo recordaremos bien, porque de lo contrario será uno más de los villanos favoritos. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en el periodismo.