Sin lugar a dudas Andres Manuel López Obrador es un Presidente de la República distinto a sus antecesores, y hay que reconocer que está logrando el propósito de diferenciarse de los demás. Para decirlo más claro, hasta ahora ha dado muestras de intentar hacer las cosas de una forma poco ortodoxa
para que los mexicanos entendamos que efectivamente su proyecto no es mejorar la vida de los mexicanos, sino regresarnos a los tiempos en que el Primer Mandatario todo lo concentraba y decidía de acuerdo a su forma de concebir y percibir lo que el país necesitaba.
Un gran amigo, José Luis Velazquez, quien se ha preocupado por analizar la circunstancia que estamos viviendo me hizo llegar una serie de opiniones que me permito insertar en este espacio: “Cuando el Estado deja espacios vacíos por falta de responsabilidad o en forma deliberada, el crimen, que sí está organizado, se ocupa de llenarlos para su beneficio. Cuando en lugar de un Jefe de Estado el país está en manos de un merolico, dicharachero, y con la seriedad del “Filósofo de Guemes”, personaje inventado por el gran escritor y periodista Don Armando Fuentes Aguirre, nada bueno se puede esperar.
Aquel juego de el que hace la mano, hace la tras, con el Movimiento de Regeneración Nacional es una regla sin excepciones. Andres Manuel López Obrador tuvo un pésimo y corrupto gobierno en la Ciudad de México, y sus antecesores y sucesores hicieron lo mismo: nada. Solo negocios para ascender en la escalera del poder. En más de veinticinco años gobernando a la Ciudad de México, ninguno de los problemas que la aquejan y agravian, han tenido solución. Ninguno, y antes bien se agudizan.
La disfunción gubernamental estriba en que mientras los partidos políticos no estén obligados a dar resultados contundentes a los problemas, nunca tendremos resultados, y sobre todo cuando la sociedad carece de los mecanismos legales para exigir algo que hasta ahora nadie conoce: Resultados. En la letra de la ley nunca se han establecido obligaciones para los tres ordenes de gobierno a efecto de que entreguen resultados tangibles y medibles. El gasto superfluo y discrecional de nuestro dinero lo único que ha producido es muerte en la mayor parte del territorio nacional.
La responsabilidad de un gobernante estriba en la procuración del ““Bien Comun”, pero hasta ahora lo único que hemos visto y observado es la disposición discrecional de los caudales públicos en las ocurrencias populistas de quien fue investido por la decisión de la mayoría de los mexicanos como Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. Regalar dinero no significa que se haga un buen gobierno, por el contrario, es una brutal decisión encaminada al empobrecimiento generalizado, porque de lo que se trata es de achicar los procesos exitosos de la economía para mantener de rehenes a la mayor parte de los mexicanos con dádivas que los empobrecen aún más, porque hasta ahora no existen incentivos para la inversión y creación de fuentes de empleo.
Los mexicanos hemos confirmado lo que muchos analistas predecían: Andres Manuel Lopez Obrador sigue siendo un peligro para Mexico. El proyecto principal es la generación de pobreza y la mendicidad de las clases desprotegidas de la sociedad para utilizarlos de rehenes en las votaciones venideras. Por desgracia todo lo que los especialistas señalaban se ha estado cumpliendo. Y de no haber una reacción en cadena por parte de los mexicanos de todas las latitudes, nuestro destino será borrascoso. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en el periodismo.