Por mucho que los integrantes del al mal llamada Cuarta Transformación busquen justificar sus actuaciones en torno al fenómeno político y administrativo que han venido construyendo desde hace poco más de dos años, los mexicanos también han comenzado a despertar de ese letargo en que los colocaron
los mensajes que durante durante muchos años envió Andres Manuel López Obrador durante sus diversas campañas políticas culpando a los gobiernos anteriores de todo lo malo, y dejando de lado lo bueno que se había logrado alcanzar.
El inquilino de Palacio Nacional siempre utilizó referencias culpando a los gobiernos anteriores de no solucionar los problemas de los mexicanos de todas las latitudes, y desde luego que sus campañas resultaron exitosas en esa amplia franja de pobres que no lograron insertarse en los beneficios de los procesos de la economía, y que hasta antes de este gobierno alcanzaba varios puntos por encima de lo que ahora estamos obteniendo como país. Su llegada sin duda marca un antes y un después en el ejercicio de la política de este país, porque su tesón por visitar todos los rincones de la nación llevando mensajes de esperanza y lanzando severas críticas a los gobiernos del pasado le permitieron capitalizar el descontento.
Hoy por desgracia las cosas no marchan como lo prometió por diversos motivos, y el principal de ellos es que le ha dedicado más tiempo a controvertir ese pasado al que siempre acude para denostar a los gobiernos anteriores, sin pensar que hasta ahora el balance de su gobierno no va en el sentido correcto, y no está cumpliendo su promesa de mejorar las condiciones de vida de los mexicanos que azorados observan un grave retroceso en materia de empleo y bienestar. El problema es que el Presidente de la República ya entro en una fase en la que la mentira se está convirtiendo en el sello de su administración.
Uno de los más graves problemas que los mexicanos lamentamos es la estrategia de contención de la pandemia del coronavirus, que ha cobrado más de doscientas treinta y cinco mil vidas, según conteos oficiales, y más de cuatrocientos mil por otras fuentes, porque colocó al frente a un sujeto que se ha caracterizado por mantener el sello de la casa, es decir, mentir todos los días. Ahora le dio por criticar a las empresas que fabrican medicamentos contra el cancer, principalmente a la empresa Pisa a la que epiteta de mantener un monopolio en la fabricación de esos medicamentos que se le han negado a los niños con Cáncer por parte del gobierno al que sirve.
Para decirlo más claro, ahora explica que el desabasto de medicinas se debe a las complicidades de los políticos del pasado que protegieron determinadas empresas para que solamente ellas pudieran fabricar ese tipo de fármacos, pero también trata de exculparse señalando que la empresa fue sancionada porque mantenía un monopolio en la fabricación de los fármacos, por lo que decidieron buscar en otros mercados y que fue la Secretaría de Marina la que los adquirió y trajo al país. Pero también busca exculparse diciendo que los medicamentos no son fáciles de encontrar y que los siguen buscando en el extranjero porque nos son fáciles de comprar.
Como dicen por ahí, “no se puede tapar el sol con un dedo”, y menos acusando a la Prensa Corporativa que es la que domina la escena de la narrativa y que genera la opinión pública, pero además es la que ha estado provocando la impresión de qué hay desabasto porque está ligada a los grupos de interés. Después se llena la boca diciendo que el gobierno al que pertenece es el que mayormente ha defendido la libertad de expresión. Lopez Gatell piensa que los mexicanos somos idiotas, pero el numerito no le ha salido bien porque sale a intentar justificar el desabasto de medicamentos para niños con cancer, y termina culpando a los periodistas. ¿El gobierno defiende la libertad de expresión? ¿Habrá que aclararle a este imbécil que significa la libertad de expresión? ¿O cuántos periodistas han sido despedidos por instrucciones del autócrata de Palacio? Sin lugar a dudas Lopez Gatell sigue siendo un idiota. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en el periodismo.